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Mediante el libro de los Hechos, Lucas quiere evidenciar el cumplimiento de las palabras de Jesús dirigidas a los apóstoles, anunciándoles que recibirán la fuerza del Espíritu Santo que los hará testigos en toda Judea, en Samaria y hasta los confines de la tierra. (Hch 1,8). Aficionado a los dípticos (recordemos: nacimiento de Juan y de Jesús (Lc 1-2), parábola de los dos hermanos (Lc 15,11-31) , misión de los doce y los setenta (Lc 9,1-8 y 10,1 -12.17-20) Lucas construye un gran díptico, centrado en las personas de Pedro y Pablo para mostrar cómo la expansión de la predicación del mensaje de Jesús sigue el itinerario que él ha diseñado, que arranca en Jerusalén (Judea) y llega hasta Roma, centro neurálgico del imperio romano.
En el primer volumen de su obra, el Evangelio, la actividad de la predicación y liberación de Jesús va precedida de la bajada del Espíritu Santo sobre Jesús (3,12 s), recibiendo en este hecho la fuerza y ​​la impulso, que permitirá no desistir de su programa. Igualmente, antes de comenzar el proyecto misional de los apóstoles, más concretamente de Pedro y Pablo, Lucas muestra que los enviados por Jesús reciben el Espíritu Santo que les dará fuerza para realizar la misión y asegurará también que el proyecto, a pesar de obstáculos de todo tipo, llegará a salir adelante. De hecho el Espíritu, que desciende en forma de lenguas de fuego, cumple la profecía de Juan Bautista: “El os bautizará en Espíritu Santo y fuego " (Lc 3,16). La escena de la recepción del Espíritu es la que leemos en la primera lectura de hoy (Hch 2,1-11).
El evento tiene lugar el día de la fiesta de las Semanas, llamada así porque se celebraba siete semanas después de Pascua. Celebraba la recogida de los primeros frutos y, ya en tiempos de Jesús, empezaba a relacionarse con el don de la Ley en el Sinaí. Así, pues, el Espíritu es el primer fruto, el primero que Jesús da a su comunidad. Y también pasa a ser la alternativa a la Ley. A partir de ahora lo que realmente libera a la persona es el Espíritu y no la ley. La antítesis entre Ley y Espíritu la desarrollará ampliamente Pablo en sus cartas, sobre todo Romanos y Gálatas.
La fiesta de las Setamnes, junto con Pascua y la de los Tabernáculos era una de las tres grandes fiestas del judaísmo. En Jerusalén acudían judíos de Israel y la diáspora. Al percibir el viento y ruido se produce una gran reunión en torno a los apóstoles. En este sentido Pentecostés es el anti Babel. Allí se produce la gran dispersión y la confusión de lenguas (Gn 11,1-9). Aquí el gran encuentro de los pueblos y el entendimiento a nivel de lenguaje, que Lucas trabaja presentando una tabla de etnias y territorios que apuntan a la universalidad, tanto en el tiempo como en el espaci . Tres pueblos representan el pasado: partos, medos y elamitas y otra terna representa el pueblos del futuro: romanos, cretenses y árabes. La universalidad en el tiempo. En medio de estas dos ternas, Lucas sitúa una tabla de nueve territorios, coincidentes en provincias romanas y que están mencionadas siguiendo una trayectoria que va de oriente a occidente . Es la universalidad en el espacio.
"Los oímos hablar de las maravillas de Dios " (v.11). Los que ha recibido el Espíritu han empezado a hablar, por lo que se ve, de las maravillas de Dios. Éstas eran la creación del mundo y, sobre todo la liberación de Egipto y el don de la tierra. Ahora habrá que ampliar la lista, a las antiguas grandezas habrá que añadir la resurrección de Jesús y el don del Espíritu. Mejor dicho, estas dejarán en una situación de insignificancia las antiguas grandezas de Dios porque tomarán un papel decisivo en cuanto a la obtención de la salvación y la vida.
Festividad de Pentecostés 8 de Junio ​​de 2014

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