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El relato de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús ( Lc 24,13-35 ) es una creación propia del evangelista Lucas y de una gran riqueza en cuanto al contenido de sus enseñanzas .
Comienza el relato presentando dos discípulos, que no forman parte del grupo de los doce, de camino hacia un pueblo llamado Emaús. El códice Beza anota que no simplemente caminan hacia esta población, sino que huyen, se van del grupo, sin dejar claro cuáles pueden haber sido las causas. Se intuye que una puede haber sido el miedo; visto lo que ha le ha pasado a Jesús, surge el temor de que se puedan extender las represalias entre sus seguidores. Otra causa nos la da el mismo texto y se convertirá en determinante dentro el conjunto de la narración. Se trata de la decepción: "Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel " (v.21). El mesianismo de Jesús les ha decepcionado; ellos esperaban un mesianismo davídico, político, beligerante contra los romanos, opresores en aquel momento del pueblo de Israel. Parecía que con la llegada a Jerusalén, Jesús entraría en la fase decisiva de su actuación pero nada ha sucedido. Sin llegar al extremo de Judas que lo traicionó, lo mejor es volver a casa.
La decepción se incrementa con el descrédito al mensaje de las mujeres que han ido al sepulcro. ¿Qué caso debe hacerse a unas habladurías de mujeres? Lucas introduce una referencia al relato del sepulcro vacío (24,1-12). Al hacerlo, sitúa el relato en su justa comprensión e interpretación. El relato del sepulcro vacío no se escribe para presentar el sepulcro sin el cuerpo de Jesús como una prueba demostrativa de su resurrección, sino para comunicar, a través del anuncio de los dos hombres con vestidos resplandecientes, el mensaje: "Por que buscais entre los muertos al que está vivo?". La tumba debe despertar la pregunta que encuentra la respuesta en el mensaje de los hombres con vestidos resplandecientes. Sin la fe, lo que puedan decir las mujeres les deja indiferentes. De hecho, la referencia al sepulcro prepara y da importancia a lo que será el encuentro decisivo de Jesús resucitado en el contexto eucarístico (vv.30s).
Jesús reprocha a estos discípulos el corto corazón y lentitud de comprensión (v.25). Comienza una intensiva sesión de catequesis por parte de Jesús. El libro de texto la escritura judía -Llei/Moisès y profetas-,que, sorprendentemente, se convierte en un instrumento clave cara la interpretación de la muerte de Jesús y la esperanza de su resurrección. Las escrituras ya preveían que el mesías sufriría y este es el tipo de mesianismo asumido y realizado por Jesús, no el triunfalista que esperaban los discípulos de Emaús.
La sesión catequética cuajará en el encuentro eucarístico. Jesús les ha preparado bien." Tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dió" es la marca eucarística indiscutible . La eucaristía provoca un cambio de óptica, se abren los ojos de la fe y se cierran los de la visión palpable. La definitiva, auténtica, real y única visión de Jesús resucitado se produce dentro del encuentro eucarístico. Pero este no es el final sino el comienzo. Todo empieza a ponerse en marcha: levantarse, volver a Jerusalén, comunicar la experiencia. Sin todo ello, cualquier eucaristía se queda a medias.
Domingo 3 º de Pascua. 4 de Mayo de 2014

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