La panorámica de Montserrat que el artista presenta en esta muestra es nueva y poliédrica, con varios puntos de vista y de interpretación. No hay nieblas ni atmósferas sutiles, como han hecho tantos otros pintores de Montserrat, sino dibujo y traza de color bien trabajado y compacto en un lenguaje llano, donde el gesto y la dicción directa nos conectan con una geografía idealizada, a partir del natural, donde las formas tectónicas y geológicas sugieren mil variaciones antropológicas de todo tipo. Es el juego que todos hemos hecho alguna vez al ver los picos de Montserrat, el de encontrar figuras y formas humanas o animalísticas que sólo existen en nuestra fantasia. Nos encontramos, pues, ante un hecho antiguo y nuevo: una visión de Montserrat formalmente moderna y actual planteada con espíritu lúdico que solicita constantemente la complicidad del espectador.
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