Pasar al contenido principal

Una de las perlas de la literatura profética la leemos en la primera lectura de este domingo. Se trata de un texto del profeta Amós (Am 6,1.4-7) donde se denuncia como la buena vida de los ricos vuelve insensible a las necesidades de los pobres.

El texto se contextúa en la época de Jeroboam II (784-744 aC.) Monarca del reino de norte durante 40 años, ensanchó las fronteras de su reino (2Re 14,23-27) y propició un tiempo de prosperidad gracias al momento de decadencia de las grandes potencias extranjeras: Asiria y Egipto. Tiempo marcado por el optimismo, el orgullo y la euforia de las clases dirigentes que se enriquecen enormemente la vez que se crean grandes diferencias de calidad de vida entre ricos y pobres.

En este contexto aparece la figura de Amós, hombre proveniente del reino del sur pero que predica en el norte. Es un personaje incómodo para los intereses del rey, tanto que es expulsado de Betel y conminado a predicar en otros lugares.El lenguaje de Amós es inadecuado, hiriente, si consideramos que se dirige a los que están establecidos en el poder, la élite social y religiosa. No lo pueden soportar i- como hemos dicho- le echan.

Comienza el texto con "Ay", interjección muy presente en la literatura profética para advertir que sigue una amenaza por parte de Dios acompañada muchas veces de un juicio divino. La encontramos por ejemplo en Is 1,4; 10,1.5; 5,8.18; Jl 1,15; Am 5,18; Mi 2,1; Na 3,1; Ha 2,6.9. Las menciones de Sión (colina sobre la que está edificada Jerusalén) y Samaria tienen la finalidad de hacer extensiva la predicación de Amós a todo el territorio de Israel.

Si la cuestión de la justicia social va mal, la observancia religiosa corre por las mismas derroteros. Ha quedado muy lejos aquella Torá que inculca con especial vigor la atención a los pobres e inmigrantes. Es una ironía la referencia a los cantos de David. La imitación de David no tiene la finalidad de sintonizar con la oración de este rey, que la tradición ve recogida en el libro de los salmos, sino que se limitan a imitar la estética de la música. Yacer en camas o estirarse en divanes puede leerse figuradamente, pues ilustra la actitud de apoltronamiento del que está sin hacer nada y, por tanto, incapaz de hacer nada para los demás. El deterioro religioso está apuntado con la imagen de los que beben con calderetas ( "mitzraq" en hebreo) que tienen gran capacidad. Se quiere decir que los ricos beben vino con desmesura, pero las calderetas son también objetos destinados al culto (Ex 27,3; Nm 7,84). Amós insinúa, a la vez, que el ricos han desprovisto el culto de todo su valor. Las tribus de José hacen referencia a la casi totalidad del reino del norte ya que éste estaba formado esencialmente por el territorio de las tribus de Efraín y Manasés, los dos hijos de José.

"El desastre que amenaza" (v.6) está ligado con el "Ay" inicial. No es otra cosa que la invasión Asiria sobre el reino del norte que implicará deportaciones. Amós lee en esta contingencia historia la intervención de Dios que acabará con la opulencia de los ricos y aliviará la miseria de los pobres. Los primeros en enriquecerse serán los primeros deportados. Dios está a favor de los pobres y oprimidos. La realidad del juicio / amenaza que se cierne sobre Israel debe ser entendida desde la óptica de la alianza que tan olvidada tienen las clases dirigentes del reino del norte. El acierto de las palabras de Amós es la de establecer un nexo entre injusticia y desdicha. Las desgracias sobre los ricos no vienen porque sí. Amós quiere despertar conciencias dormidas, nombrar la injusticia por su nombre. Quiere evitar la catástrofe porque con la conversión se abra el camino de un nuevo comienzo.

Domingo 26 durante el año 25 de Septiembre de 2016

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.