Abad emérito Soler: “Trabajamos por una Iglesia arraigada en el País”

JORDI LLISTERRI- CR | La misa de la Diada en la Basílica de Santa María del Mar de Barcelona se ha convertido en una tradición más. Este 11 de septiembre la ha presidido el abad emérito de Montserrat, Josep M. Soler, que ha defendido el amor a la patria como uno de los componentes de la vida cristiana. El Concilio Vaticano II pidió "que los ciudadanos cultiven, magnánimamente y con lealtad, el amor a la patria" y "siempre en consideración al bien de la familia humana".

Coincidiendo con los 75 años de la entronización de la Moreneta, el abad emérito ha destacado lo que hoy se puede recuperar de aquellos actos de reconciliación tras la Guerra Civil que lideró la Iglesia. Entre otros puntos, que "trabajamos por una Iglesia -pastores y fieles- arraigada en el País y en su cultura, servidora de los pequeños y de los pobres". Al mismo tiempo "que desde la diversidad de opciones sepamos trabajar unidos en lo que más conviene a nuestro pueblo" y que "el amor en Cataluña nos haga superar las divisiones y los conflictos por medio de un diálogo franco y respetuoso".

La convocatoria de la Liga Espiritual de Nuestra Señora de Montserrat se ha consolidado en los últimos años en asistencia y seguimiento. Ha participado el conseller Jaume Giró, habitual en esta celebración desde hace años, la directora general de Asuntos Religiosos, Yvonne Griley, y el director general de Prospectiva de Exteriores, Joan Maria Piqué. El exconseller Quim Forn y el historiador Lluís Duran, miembros de la junta de Òmnium, son algunos de los representantes de las entidades sociales que también han asistido a la misa. Al coincidir en domingo, este año ha habido menos curas concelebrantes de lo habitual.

El abad emérito ha centrado la homilía en el Evangelio de este domingo, la parábola del hijo pródigo. Ha hecho una reflexión sobre el perdón y la alegría de Dios cuando reencuentra a quien se ha perdido: "Dios no desprecia nunca un corazón arrepentido".

En su reflexión sobre el amor al país, ha recordado que "la patria no la elegimos, nos es dada al nacer como una realidad espiritual". Esto lleva a los cristianos a tener que “ser corresponsables en la búsqueda del bien común desde el momento en que el compromiso cívico es parte integrante de la vida de los discípulos de Jesucristo”. Entre otras cosas, se concreta en el respeto a la pluralidad de opciones o el trabajo por una sociedad justa y por una economía equilibrada y ecológica. También en la necesidad de conocer "la historia de nuestro pueblo" y "cultivar amorosamente la lengua y hablarla con corrección; debemos conocer nuestra rica literatura, que, junto con la historia, ha forjado el alma de nuestro pueblo”. “Amar a la patria, no es sólo un sentimiento, es un compromiso para buscar lo mejor para sus ciudadanos, es favorecer que se puedan resolver los conflictos por medio de un diálogo sincero pensando en el bien común y es, también, decidir el futuro colectivo por medio de procesos democráticos y pacíficos”, ha concluido.

Al término de la misa, el presidente de la Liga Espiritual, Carles Armengol, ha agradecido la participación del abad emérito el apoyo que ha dado la entidad durante toda su etapa abacial que acabó hace un año. También ha invitado a los asistentes a apoyar y adherirse a la Liga Espiritual.

La eucaristía se ha cerrado recitando con todos los participantes la Visita Espiritual a la Virgen de Montserrat de Torres i Bages, que pide “sacad de Cataluña el espíritu de discordia y junta a todos sus hijos con corazón de hermanos”. El acto ha terminado con el canto del Virolai.