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Catalunya Religió

(David Casals - CR) Las cuatro comunidades judías que hay en Cataluña han empezado a celebrar este lunes por la noche la festividad de Pésaj, la Pascua judía, que dura siete días, en la que se recuerda la salida del pueblo de Israel de Egipto y el abandono de la esclavitud para pasar a vivir en libertad.

En Cataluña hay comunidades judías de las diferentes tendencias del judaísmo: progresistas, ortodoxos y ultraortodoxos. Pésaj es una fiesta que, históricamente, se celebraba en familia y -fruto de los cambios demográficos-, hay comunidades que han optado por hacer la celebración (Séder) de forma comunitaria.

También este lunes el Papa Francisco envió una felicitación por la Pascua Judía a la comunidad judías de Roma en que pedía que rezaran por él y expresaba de nuevo el deseo de "profundizar en el vínculo de estima y de amistad recíproca".

Pésaj dura en total siete días, y en la primera noche, de lunes a viernes, tiene lugar la cena donde se explicará la Hagadá, el relato de la liberación de Egipto y que significa el nacimiento del pueblo de Israel.

"No queremos que nadie se quede sin poder celebrar la Pésaj", explica en declaraciones a Catalunya Religió Jai Anguita, de la Comunidad Bet Shalom. "Como judíos reformistas, queremos poner el acento en la justicia social", explica Anguita. Esto se refleja en uno de los elementos centrales de la fiesta: el plato del Séder. Además de poner los ingredientes que fija la tradición -hierba amarga, huevo cocido, una pasta dulce y cordero asado- añaden también "una naranja, para tener presente a las personas que han sufrido las desigualdades de género y de orientación sexual, y una pieza de chocolate de comercio justo, para tener presente cómo se puede transformar el mundo y las personas que hoy en día sufren esclavitud".

La fiesta también es conocida como la fiesta del pan ácimo (Jag hamatzot), porque se prohíbe el consumo de todo lo que sea Jametz -los cinco cereales: trigo, centeno, cebada, avena y espelta- y la única excepción es el Matzem ( pan ácimo, sin levadura), recordando así las precarias condiciones de alimentación del pueblo de Israel durante los 40 años que estuvieron en el desierto. Anguita destaca que, en el judaísmo progresista, el acento no sólo se pone en esta prescripción alimentaria, sino también en todo aquello que implica sentimientos de "esclavitud personal".

En Cataluña, hubo una presencia judía hasta finales del siglo XIV, cuando tras alborotos antisemitas, la gran mayoría de judíos del Reino de Aragón emigraron. Después, fuimos expulsados ​​por los Reyes Católicos en 1492, y más tarde también lo serían los conversos. En el siglo XX, vuelve de nuevo la presencia judía y se fundan las primeras comunidades, y en la actualidad en Barcelona hay cuatro.

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