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Catalunya Religió

(Laura Mor/Roger Vilaclara –CR) El conflicto bélico en Ucrania abre varias las opciones en el Vaticano para colaborar en la restauración del diálogo y la paz con Rusia. Hasta ahora, ha trascendido la visita del papa Francisco a la embajada rusa frente a la Santa Sede. En ese encuentro con el embajador ruso Alexander Avdeev, el Papa expresó su preocupación por los ataques militares de Rusia. En la misma línea de diálogo, el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin explicó el lunes que el Vaticano se ha ofrecido para mediar entre ambos países en guerra. Y este miércoles Ucrania ha pedido públicamente que Francisco intervenga en el conflicto.

La posible mediación de la Santa Sede –más en concreto, del papa Francisco– en el conflicto en Ucrania estaría alineada con el magisterio o la doctrina social de la Iglesia. Así lo sostiene Manuel Manonelles, que es patrón de la Fundación Catalunya Religió, director del Centro de Estudios de Temas Contemporáneos y profesor asociado de Relaciones Internacionales de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL.

Como analista de política internacional, considera que "la inestabilidad será uno de los aspectos definidores del futuro inmediato de la región". Y que "el peligro de una nueva atmósfera de guerra fría en Europa es más que evidente". En este marco, sitúa una posible acción vaticana con tres posibles caminos, tanto en la gestión del corto plazo como especialmente a medio plazo.

Las relaciones con el patriarcado de Moscú: "valor añadido"

Para recuperar la confianza entre las partes, Manonelles apunta en primer lugar que "hará falta un esfuerzo de larga duración". Y señala que "es bien conocido el papel tradicional de la Santa Sede al proporcionar un canal para el intercambio diplomático discreto y la diplomacia de segunda vía".

Las relaciones entre la Santa Sede y el Patriarcado de Moscú son "un valor añadido" que sitúa como una segunda posible vía diplomática. Según el profesor, pueden convertirse en "un canal adicional para llevar a cabo estos esfuerzos diplomáticos". Este vínculo se ha hecho evidente en el reciente encuentro, en diciembre, de Francisco con el metropolita de Volokolamsk Hilarion Alfeyev, presidente del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.

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Pero también seis años atrás, en el 2016, con el encuentro en La Habana, en Cuba, entre el papa Francisco y el Patriarca Ciril de Moscú. En aquella ocasión, firmaron una declaración conjunta donde pidieron "a la comunidad internacional que actúe urgentemente para prevenir la posterior expulsión de los cristianos de Oriente Medio". Ambos hicieron "un llamamiento a la comunidad internacional a unirse para acabar con la violencia y el terrorismo". Este "trabajo conjunto" en Siria, para evitar la expulsión de los cristianos, es un precedente a tener en cuenta.

Y todavía hay un tercer camino por recorrer la vía diplomática entre la Santa Sede y Rusia. "No debe subestimarse el reconocimiento por parte de Ucrania del papel potencial como mediador del papa Francisco", apunta Manonelles. Así lo expresaron ya a mediados de febrero y esta misma semana lo ha vuelto a hacer Iryna Vereshchuk, viceprimera ministra ucraniana, en una intervención en directo en televisión del país. Si se abre esta puerta, Manonelles cree que "la administración de Biden debería estar a priori favorable", teniendo en cuenta que el presidente de Estados Unidos es católico.

Reforzar la arquitectura multilateral

Además de estos tres posibles esfuerzos diplomáticos, Manonelles alerta de que es necesario reforzar la diplomacia multilateral: "Uno de los efectos colaterales de esta crisis es el peligro creciente que la arquitectura multilateral que ha gobernado la seguridad y la cooperación política en Europa de la posguerra fría se convierta en irrelevante y marginal". Y hace una referencia particular a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y en el Consejo de Europa.

Por eso, vería con buenos ojos una visita del papa en estas instituciones, como parte de una mayor estrategia. Sin olvidar que es necesario explorar estas relaciones más allá de Europa, con acciones en Naciones Unidas: "Este peligro de marginalidad es extensivo no sólo a la mencionada arquitectura multilateral paneuropea, sino también a nivel mundial", apunta.

En septiembre de 2020 Francisco defendió el multilateralismo en un discurso en vídeo, para las Naciones Unidas. Tanto en ese discurso, como en el que hizo en el 2015 en Nueva York, recordó en la asamblea los fundamentos de la Carta de Naciones y de la construcción jurídica internacional. Y apuntó la necesidad de "la paz, la solución pacífica de las controversias y el desarrollo de relaciones de amistad entre las naciones".

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