Pasar al contenido principal

Comentario al evangelio del domingo 22 durante el año. A

Después del reconocimiento de Jesús como Mesías hijo de Dios por parte de Pedro, el evangelio de Mateo sigue con el primero de los anuncios de la pasión. Es el texto que leemos este domingo (Mt 16,21-27).

Los anuncios de la pasión, muerte y resurrección de Jesús hay quién los ha considerado un “vaticinium ex eventu” expresión latina que se ha hecho clásica para designar la predicción de unos hechos cuando estos ya han acontecido. Pero esto no priva la posibilidad de la pregunta: podía prever realmente Jesús su muerte? Hay elementos en los textos que permitan prever un final trágico a la misión de Jesús?

Jesús percibe que su mensaje no es aceptado ( Mt 9,3.11.34; 11,20-24; 12,2.14.24.38-42; 13,57). El conocimiento de la muerte de Juan Bautista despierta en Jesús el pensamiento que él puede correr la misma suerte (Mt 14,13). Si los fariseos deciden hacerlo morir no es extraño que Jesús, de una manera u otra se enterase de dichas intenciones (Mt 12,14). Jesús se da cuenta que su predicación puede aportarle la muerte que soportaron los profetas rechazados (Mt 23,31.37). Jesús es consciente que el poder de las élites contraataca a quienes denuncien su injusticia y promuevan un orden alternativo. Su persecución y sufrimiento – y la muerte en muchos casos – es la consecuencia inevitable de este enfrentamiento con la élite política, socioeconómica y religiosa. Jesús sufrirá como muchos otros en la historia de Israel se opusieron a los planes de los poderosos: Moisés (Ex 14); Elias (1 Re 19,1-3); Eleazar ( 2 Ma 6,18-31) los 7 hermanos y la madre (2 Ma 7).

El anuncio de Jesús empieza diciendo: “Hacía falta que”. El verbo griego “deî” es el que traducimos para “hacer falta”. Es un verbo que Mateo usa algunas veces ( 24,6; 26,54) para indicar la voluntad de Dios de llevar a cabo un plan determinado. Aquí quiere decir que en los planes de Dios respecto a Jesús como su enviado entran la muerte en manos de la élite religiosa y política y su resurrección. Es decir, más allá de todas las circunstancias que podían llevar Jesús a pensar en su muerte hay el plan de Dios que sobrepasa todas las eventualidades humanas y deshace la posibilidad de que la muerte de Jesús sea fruto del azar.

En ninguno de los otros dos anuncios de la pasión de Jesús en el evangelio de Mateu (17,22-23; 20,17-19) aparecen los ancianos, miembros laicos del sanedrín de Jerusalén que pertenecían a las familias ricas y poderosas y que bien seguro apoyaban a los saduceos. Junto con los escribas y los grandes sacerdotes constituían lo sanedrín. Este fue el primer responsable y el que tenía un interés muy determinado y teológico en la muerte de Jesús. Este ha aparecido como un profeta (Mt 21,11.46). Según el Deuteronomio un profeta tiene que acreditar que sus palabras provienen de Dios y si no lo hace este profeta tiene que morir ( Dt 18,20.23). A Jesús los maestros de la Ley le han pedido una señal y Jesús les habla de la señal de Jonàs, imagen de la resurrección ( Mt 12,38-40). También los fariseos y saduceos le piden una señal del cielo (es decir, una acreditación por parte de Dios) y la respuesta es la misma (Mt 16,1-4).

Como que no hay señal, se tiene que desacreditar Jesús demostrando claramente que Dios no está con él y esto pasa por la muerte en cruz porque, tal como dice el Deuteronomio, “Todo hombre colgado en un patíbulo es un maldito de Dios” (Dt 21,23; Gl 3,13). Y aquí es donde entran los romanos. Los judíos no podían crucificar nadie, con la lapidación no había bastante. Los romanos sí que aparecen en el mucho más detallado tercer anuncio de la pasión. Para conseguir sus propósitos el sanedrín tendrá que hacer ver que Jesús es un mesías revolucionario y violento al estilo del que describen los Salmos de Salomón: “Promueve un rey, un hijo de David ... para que reine en Israel ... dale fuerza para destruir a los príncipes injustos, para purificar a Jerusalén de los gentiles que la pisan destruyéndola” (17,21-22).

Pedro participa de esta ideología, pero el mesianismo de Jesús está en la línea del mesianismo del siervo del Señor. Pedro no puede admitir un mesías derrotado. Jesús es contundente y dice a Pedro: “Vete Satanás” las mismas palabras (Mt 4,10) con las que responde al diablo que quiere hacerlo cejar en su misión. Las mismas palabras que diría a cualquiera que no compartiera el proyecto de Jesús que pasa por la muerte.

Domingo 22 durante el año. 3 de Septiembre de 2023

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.