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En esta sociedad —donde las profesiones van requiriendo, por un lado, la necesaria formación permanente, y por otro, la especialización— la realización del ciclo de posgrado resulta cada vez una práctica más habitual. Los factores que conducen a esta opción son diversos y a menudo muy justificados. Ahora bien, más allá de las competencias específicas propias de un ciclo universitario, ¿cuáles son los elementos significativos en la construcción de la persona que añaden un máster universitario o un doctorado?
En efecto, un máster o un doctorado no sólo aportan cantidad sino preferentemente calidad. En este sentido, el perfil del sujeto gana en singularidad y la persona ensancha y continúa su itinerario en la autoconstrucción como ser único y diverso. Por otro lado, podemos decir que la obtención de un grado (primer ciclo) introduce en el mundo de los perfiles profesionales incorporándote a un colectivo concreto y, por tanto, socializa. En un momento determinado, el titulado ya forma parte del mundo de los psicólogos, los maestros, los periodistas, los fisioterapeutas, etc. Pero un máster o un doctorado, después de una etapa de socialización o de integración, remarca —sobre todo— el aspecto de la individualización, especialmente, por las muchas decisiones o las múltiples opciones que implica este recorrido. Por el camino se ha dicho «no» a muchas cosas y esto modela el espíritu y el carácter. Al mismo tiempo, en este ciclo de estudios, decir un «sí» implica haber realizado un discernimiento preciso que anticipa y asume las posibles consecuencias propias de una determinada labor o investigación. Tomar decisiones, tener iniciativas, elegir, vivir contextos de separación de itinerarios de otros compañeros, distanciarse y experimentar la soledad, sin duda cultiva enormemente la personalidad.

Finalmente, hay que recordar que en el mundo universitario el máster y el doctorado están considerados como lo que da peculiaridad a la institución y que de alguna manera representa su «núcleo duro». Se espera que la profesionalización, la investigación o la investigación provoquen en algún momento la transferencia y, por tanto, retorno a la sociedad. A través de la creatividad lo que parecía imposible se hará posible. Recrea y humaniza la vida del colectivo y la del propio individuo que ha contribuido con su aportación. Un máster o un doctorado no es simplemente tener más. Supone la posibilidad de crecer como ser humano.

Publicado en Catalunya Cristiana, núm 1832, de 2 de noviembre de 2014, p-.12.

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