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Catalunya Religió
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(CR) Ya es una constante en los medios recoger algunas imágenes de las acciones del Papa Francisco que parecen inverosímiles para el mayor responsable de la Iglesia católica en el mundo: lavar los pies a musulmanes, conducir un cuatro latas por las calles del Vaticano, hacer cola para renovar el pasaporte, etc. Son acciones, gestos, que “legitiman sus palabras”, ha afirmado Federico Wals, responsable de prensa del arzobispado de Buenos Aires en la época del cardenal Jorge Bergoglio, durante la charla La comunicación institucional de Jorge Bergoglio, organizada por el Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura y la agencia de comunicación La Machi, y celebrada este lunes en la Facultad de Comunicación de la Universidad Blanquerna.

Wals, que entró a trabajar en la oficina de prensa con sólo veintiséis años, ha repasado algunos de los distintivos comunicativos del actual pontífice que son reflejo de su personalidad: “ahora que es el mayor responsable de la Iglesia católica sigue actuando igual que siendo arzobispo de Buenos Aires”. Un arzobispo que quería cerrar en tan solo tres meses la oficina de prensa “porque no quería saber nada de comunicación ni de entrevistas”, pero que a la vez “era capaz de aceptar preguntas a ‘quema ropa’ de cualquier periodista y medio”. Bergoglio sentía predilección, igual que ahora, por los medios minoritarios o periféricos. Esto se traducía en priorizar entrevistas para medios pequeños, aislados, como “alguna radio situada en medio de la selva”, ha apuntado Wals.

Esta cierta reticencia a aceptar entrevistas era argumentada por Bergoglio afirmando que “el obispo habla a través de sus homilías” y que no tenía que ser entrevistado. Homilías que Wals grababa y que Bergoglio pronunciaba a partir de unas breves notas apuntadas en una hoja minúscula de papel. El contenido de estas homilías ya reflejaban algunos de los distintivos característicos del Papa Francisco: la voz crítica, de denuncia y defensa de los derechos humanos. Su directriz era clara: “no entrar en conflicto ni dar de comer a la polémica”, apoyándose en una actitud que partía de un proceso de “ver, juzgar y actuar”.

El entramado comunicativo del arzobispado de Buenos Aires

Bergoglio, un arzobispo que no tenía móvil, que no sabía utilizar el ordenador ni las redes sociales, y que no era amante del mundo mediático, cambió su idea de cerrar en tres meses la oficina de prensa y posibilitó dar un impulso a todo un nuevo entramado comunicativo. En el periodo de su mandato como arzobispo de Buenos Aires se puso en marcha un canal de televisión –Canal 21– “un canal que lo impulsaran los laicos y que, sobre todo, ofreciera una alternativa mostrando espiritualidad y valores”. “Bergoglio no quería un canal religioso”, ha explicado Federico Wals.

"Con la misa del domingo es suficiente”, afirmaba el actual papa. “Pretendía llegar a todos aquellos a los que no se llegaba de otras maneras”. Esto se tradujo en un canal con una programación que incluye debates, arte, cine, programas de cocina, cultura, pero sin informativos “para no meterse en líos” y que les permitía no identificarse con ninguna opción política. El arzobispado también contaba con varias frecuencias de radios –católicas y generalistas– y un portal web reservado a las homilías y a la información de servicio de la diócesis.

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