Pasar al contenido principal

Este era el calificativo y la queja de Jesús antes los fariseos, hipócritas, puritanos, que se dedicaban a despellejar a todos los que no eran como ellos o a los que según sus cortas miras se apartaban de la ortodoxia de una religión que se había quedado en la letra muerta, en el cumplimiento vacío (cumplo-y miento).

Jesús se queja de aquellos hombres de leyes, “aduaneros de la fe”, amargados y resentidos, que siempre estaban pendientes de ponerle la zancadilla, de ponerlo a prueba para tener de qué acusarlo. Hombres que en algún momento habían gozado de poder y privilegios y a los que poco importaba la vida de los pobres, las injusticias y los derechos humanos. Personajes que se habían instalado en sus conciencias adormecidas y que acomodados en las trincheras de su egoísta y egocéntrico bienestar y de la letra muerta, se creían con derecho de juzgar y condenar. Jesús les recriminó que se dedicaran a mirar la paja en el ojo ajeno siendo incapaces de ver la viga que había en el propio ojo. Regocijados en sus elucubraciones y juicios implacables, permanecían cerrados a la Buena Noticia que traía Jesús de parte de Dios y al anuncio de su Reino, en el que Dios se pe manifiesta como misericordia, perdón, acogida, felicidad, paz, “no-juicio”

Hoy escribo ya cansada y triste de que llevemos tantos años en la Iglesia de España –y del mundo, pero yo hablo de lo más cercano- soportando la beligerancia, el sarcasmo y la acidez de personajes, que hasta la llegada de Francisco, parece que tenían padrinos que legitimaban su patente de corso para insultar, descalificar, denunciar y hacer que llegaran sus denuncias y manías a Roma, y que Roma les tuviera en cuenta. Porque esto era así. Seguramente estos son parientes cercanos de aquellos a los que se refería l'Osservatore Romano, cuando meses antes de la renuncia de Benedicto XVI escribía una editorial en la que hablaba de “Un Pastor apacible en medio de lobos”.

Hasta hace unos años, para estos personajes -“lobos” a los que se les cayó la piel de oveja-, cuando el Papa hablaba era inapelable. Ahora, con la llegada de Francisco, disimularon una temporada, pero ya se les ve el plumero, y no hacen más que llenar las páginas digitales sembrando la duda, metiendo cizaña, poniendo todo en tela de juicio, y cuando algo no les gusta, acusando al Papa de ambigüedad.

No están a gusto con los nombramientos de obispos sencillos y cercanos, y en lugar de promover la comunión la dinamitan. Al parecer les seducen los ambientes palaciegos y los riquísimos perfumes, porque no disimulan su disgusto con los pastores que “huelen a oveja” y que van al supermercado, que hablan con los vecinos y a los que no les hace asco acercarse a las periferias para ir allá dónde ellos jamás se asomarían. Les irrita que sean hombres cercanos y accesibles, capaces de pasar por sus diócesis haciendo el bien, y acercándose a los que sufren, a los pobres, a los que buscan y a los limpios de corazón que quieren seguir el mensaje de Jesús desde la comunión.

Llevamos unas semanas en las que dinamitan a Osoro, Omella, Taltavull y a otros pastores, que sin duda son Pastores según el corazón de Dios. Semanas en las que se les ve furiosos por la impotencia de no poder manejarles, de no poder imponer sus criterios elitistas y sus yugos pesados. Vomitan por cielo tierra y aire porque les incomoda compartir la mesa con aquellos a los que estos pastores se acercan –como lo hacía Jesús- y que son aquellos a los que se acercaba Jesús: los pobres, los pecadores, las prostitutas, los marginados, los enfermos, los que no cuentan.

Hoy, a éstos, Jesús también les llamaría “raza de víboras y sepulcros blanqueados”, porque imponen cargas pesadas que ellos son incapaces de mover. A éstos, les duele una Iglesia en salida, una Iglesia que escucha, perdona y acoge, una Iglesia que va a las periferias y da respuesta a los interrogantes reales de las personas y que es capaz de acoger sus problemas, para los que el Evangelio siempre tiene una propuesta; e esos doctores sin cátedras de bondad, les rebela una Iglesia que huye del poder y que prefiere el servicio, que es austera y que quiere ser pobre con los pobres, que le gusta más la mesa sencilla que los grandes boatos. Algunos de esos “doctos” se burlan de la vida religiosa, fundamentalmente femenina, y parecen celebrar cuando una congregación o comunidades desaparecen. Ya podrían ponerse el espejo y mirar su decrepitud y reconocer sus manos vacías, mientras que las de aquellas a las que señalan están llenas de buenas obras y años de servicio generoso al Reino en los más débiles.

No hay que hacerles caso. Creo que están enfermos de “ortodoxia hipócrita”; que están enfermos y casi muertos, porque han ahogado el Espíritu que todo lo hace nuevo y que sigue animando a la comunidad de los amigos y seguidores de Jesús.

En este verano caluroso, poco tienen que hacer y por eso le dan a la lengua. No. No podrán con Pastores que escuchan, acogen y que no se dejan amedrentar por sus gritos ni por su ardor guerrero. No podrán porque ellos son hombres de paz y sólo les preocupa y ocupa, que la Buena Noticia de Jesús llegue a todos los recovecos de la tierra. Y si ellos no la quieren acoger, Francisco, Omella, Taltavull, Osoro, Vilaplana. Cortés, etc. y tantos pastores de los que ellos reniegan, tendrán que sacudirse el polvo de sus sandalias (zapatos) porque no han querido acoger a los mensajeros que anuncian la paz y que van desarmados, sin alforjas, sin oro ni plata; que van con lo justo, pero con el corazón atento y con la palabra y el gesto oportuno.

No, no les tenemos miedo, aunque sé que van a disparar y van a intentar mover sus magras influencias para descalificar, como ya es su costumbre. A los que ya lo hemos entregado todo y no tenemos nada que perder, no nos dan miedo. Nuestra lucha es por la instauración del Reino y nada tiene que ver con sus quinielas, chismes, insultos, calumnias y difamaciones.

Hablan desde una herida abierta y sangrante, y ésta no es otra cosa, que la de haber perdido poder e ni influencia. En la era de Francisco, muchas cosas se han puesto al descubierto, y otras tanto en su lugar.

No tenemos tiempo que perder. El Espíritu Santo nos envía a anunciar la Buena Noticia a los pobres, a abrir las prisiones injustas, a liberar a los oprimidos, a dar la vista a los ciegos y a anunciar un año de gracia. Lo demás es paja, y se lo llevará el viento.

Termino con un texto del Evangelio en el que Jesús habla de los “maestros de la ley y de los fariseos”, que ilumina cuanto he dicho hoy. Muchos años han pasado desde que se escribió, pero su actualidad es rabiosamente real

Sor Lucía Caram O.P,

“….Atan cargas pesadas, imposibles de soportar, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar sobre la frente y en los brazos cajitas con textos de las Escrituras, y vestir ropas con grandes borlas.

Desean los mejores puestos en los banquetes, los asientos de honor en las sinagogas, ser saludados con todo respeto en la calle y que la gente los llame maestros.

“Pero vosotros no os hagáis llamar maestros por la gente, porque todos sois hermanos y uno solo es vuestro Maestro. Y no llaméis padre a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el que está en el cielo. Ni os hagáis llamar jefes, porque vuestro único Jefe es Cristo. El más grande entre vosotros debe servir a los demás. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.

“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que cerráis a todos la puerta del reino de los cielos. Ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que quisieran hacerlo.

“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que recorréis tierra y mar para ganar un adepto, y cuando lo habéis ganado hacéis de él una persona dos veces más merecedora del infierno que vosotros mismos.

“¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: ‘El que hace una promesa jurando por el templo no se compromete a nada; el que queda comprometido es el que jura por el oro del templo.’ ¡Estúpidos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo por el que el oro queda consagrado? También decís: ‘El que hace una promesa jurando por el altar no se compromete a nada; el que queda comprometido es el que jura por la ofrenda que está sobre el altar.’ ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar por el que la ofrenda queda consagrada? El que jura por el altar, no solo jura por el altar sino también por todo lo que hay encima de él; y el que jura por el templo, no solo jura por el templo sino también por Dios, que vive allí. Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Dios mismo, que se sienta en él.

“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que separáis para Dios la décima parte de la menta, del anís y del comino, pero no hacéis caso de las enseñanzas más importantes de la ley, como son la justicia, la misericordia y la fidelidad. Esto es lo que se debe hacer, sin dejar de hacer lo otro. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y tragáis el camello!

“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que limpiáis por fuera el vaso y el plato, pero por dentro estáis llenos de lo que habéis obtenido con el robo y la avaricia. Fariseo ciego, ¡limpia primero el vaso por dentro, y así quedará limpio también por fuera!

“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que sois como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera pero llenos por dentro de huesos de muerto y toda clase de impurezas. Así sois vosotros: por fuera, ante la gente, parecéis buenos, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y maldad.

“¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos funerarios de los hombres justos, y luego decís: ‘Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros antepasados, no los habríamos ayudado a matar a los profetas.’ Con esto, vosotros mismos os reconocéis descendientes de aquellos que mataron a los profetas. ¡Acabad de hacer, pues, lo que vuestros antepasados comenzaron!

“¡Serpientes, raza de víboras!, ¿cómo vais a escapar al castigo del infierno? Mirad, yo os voy a enviar profetas, sabios y maestros: a unos mataréis y crucificaréis, y a otros golpearéis en las sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad. Pues bien, así caerá sobre vosotros el castigo por la muerte de todos los inocentes que han sido asesinados en el mundo, desde Abel el justo hasta Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el santuario y el altar. Os aseguro que el castigo por todo ello caerá sobre la gente de hoy.

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero no quisisteis! Pues mirad, vuestro hogar va a quedar desierto. Y os digo que ya no volveréis a verme hasta que digáis: '¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!'” Mt 23

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.