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Catalunya Religió
(Carla Herrero Nebot - CR) "Vuelvan a sus camarotes, todo está bajo control" con esta frase, pronunciada por una miembro de la tripulación del Costa Concordia poco antes de que el crucero acabara volcándose, han abierto este viernes muchos medios de comunicación. Más allá de la imagen poco profesional que se está dando de la tripulación en general se esconden historias duras de unos trabajadores de base que viven en unas condiciones de vida difíciles. "La tripulación sigue la orden de sus jefes. En un crucero hay un régimen jerárquico casi militar con muchos mandos intermedios", explica Ricardo Rodríguez, marine mercante y delegado diocesano del Apostolado del Mar.
"La mayoría de la tripulación de un crucero son personal de fonda y casi todos provienen de países en vías de desarrollo con el objetivo de trabajar mucho para ganar el máximo dinero posible, por eso aceptan las duras condiciones en que trabajan y viven". En el Costa Concordia, en concreto, trabajaba gente proveniente de la India, Colombia, Filipinas o Perú. Los contratos son de entre 6 y 10 meses a bordo. En el caso de los oficiales los contratos se hacen para menos tiempo.
"Las jornadas laborales de los trabajadores de fonda son de casi 12 horas diarias, deben compartir camarote y los sueldos mínimos oscilan sobre los 1.000 dólares. Para ellos es mucho dinero. Los trabajadores que están en contacto con los pasajeros a menudo ganan propinas, pero no los que están en los almacenes o en la cocina", explica Ricardo Rodríguez.
Con el Costa Concordia en particular, pero también con otros cruceros, el Apostolado del Mar hace una labor de apoyo, acogida y asistencia, pero también actividades lúdicas y deportivas. "Justamente el pasado lunes habíamos organizado un partido de fútbol que nunca se pudo jugar. A menudo preparamos partidos de fútbol en las instalaciones deportivas del Puerto donde el equipo local son los alumnos de la Facultad de Náutica y los visitantes de esta semana debían ser los tripulantes del Costa Concordia. "Además de estas actividades, en la sede Stela Maris que el Apostolado del Mar tiene en el Muelle hay ordenadores y conexión a Internet para que los tripulantes, en algún momento de descanso, se puedan poner en contacto con sus familias.
"La oficina del muelle tiene razón de ser por la presencia constante de cruceros, los trabajadores de los buques, por lo general, no tienen mucho tiempo para bajar a tierra, tal vez veinte minutos libres y nos deben tener cerca. No les daría tiempo de desplazarse hasta el centro de Barcelona" explica Rodríguez.
"Tenemos un problema de embarque de sacerdotes". Con los barcos españoles se hacen unos calendarios de embarcación entre el equipo de 30 sacerdotes que participamos en esta tarea. "Normalement se requieren los sacerdotes para las semanas litúrgicas más importantes pero ellos tienen responsabilidades en sus parroquias y la verdad es que es difícil de combinar. De todos modos los que pueden hacer la tarea a bordo siempre vuelven muy contentos, es una experiencia pastoral muy enriquecedora ".

Costa Cruceros, la compañía del Costa Concordia, siempre lleva un sacerdote italiano a bordo. "En el Concordia viajaba Rafaele Malena y me consta que rechazó desembarcar y se quedó hasta el final apoyando".

Entre los 11 muertos y 21 desaparecidos contabilizados hasta el día de hoy se encuentran algunos miembros de la tripulación.

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