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Por La puntada .

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Muchas veces, y ahora más en tiempos de crisis, los cristianos y el conjunto de la sociedad reclamamos a la Iglesia que destine más propiedades a fines sociales. Adaptándose a los nuevos tiempos, las Hijas de San José de Calella (El Maresme) han dado un salto a la solidaridad del siglo XXI reformando un antiguo convento para transformarlo en casa de acogida para mujeres, y a la vez en sede de un centro de Promoción y de un Taller Microempresa Social, que lleva por nombre NovaLlavor (Nueva Semilla). "Como institución, nuestra mirada de amor va a las mujeres, con el espíritu abierto hacia sus situaciones", explica la hermana Agustina, una de las responsables de este triple proyecto, creado por unas monjas que se definen como obreras: "Para mí, ser monja obrera es ser como la gente que se gana el pan, pero religiosa. Es decir, en el día a día del trabajo hay un talante, un espíritu, una estimación ... ", dice con firmeza y ternura a la vez.

Han terminado las obras y visito con ella la casa de acogida, hecha reformando íntegramente el edificio histórico de la C / Iglesia,173, mientras las hermanas se han trasladado a un pequeño edificio interior. Las instalaciones de la residencia son nuevas, cálidas y luminosas; constan de varias habitaciones para mujeres con hijos o sin hijos, todas con baño. También disponen de espacios comunes de ocio, comedor, aulas de formación y salas de trabajo. La hermana Agustina habla de la casa como un lugar donde "ellas tendrán unas personas que no sólo las acogerán, sino que las amarán, las ayudarán a promocionarse, a salir adelante, viviendo el momento que les toque, con un sentido nuevo para ayudarlas a salir adelante como mujeres ". Las reformas han sido costosas, y para financiarlas en parte, han habilitado locales comerciales en alquiler en los bajos del edificio. "Lo tenemos que explicar bien -dice la hermana- porque hay quien dice que las monjas son únicas para hacer dinero. Quede claro que no son para nosotros". Me recuerda que tienen proyectos similares en América Latina, en Madrid, y ahora será en Cataluña, donde detectan esta carencia, y concretamente en Calella, donde nació la congregación.

De este triple proyecto para la mujer, lo que ya está en marcha desde fa medio año es la Microempresa Social NovaLlavor, que ofrece condiciones de trabajo dignas y con contrato, en unos ámbitos donde se trabaja, sin a veces poder evitarlo, a través de la economía sumergida. Ya han conseguido los primeros contratos con particulares, empresas, y también alguna parroquia, que han optado por procurar que la trabajadora, aunque sea por horas o unos días al mes, tenga contrato laboral. Se trata de cambiar el sistema: NovaLlavor contrata legalmente a la mujer y ésta trabaja en los diferentes hogares o empresas que, por horas, días o mensualmente, contratan el servicio a la microempresa. Los servicios son en el ámbito de la limpieza y la atención a personas mayores. También cabe destacar la tercera rama del proyecto, el centro de promoción personal, social y laboral, para fomentar la confianza y la autoestima, las habilidades sociales, la inmersión cultural y los aprendizajes prelaborales, con un espacio específico para mujeres con hijos pequeños.

Desde que conocí el proyecto que nacía, hasta hoy que ya es casi una realidad, ha pasado poco más de un año. Me ofrecí desde el primer momento a ayudarlas desde mi ámbito profesional, el de la comunicación, y tengo que decir que también está siendo toda una experiencia y un aprendizaje. Estamos poco acostumbrados los responsables de comunicación en cualquier ámbito, a trabajar con un auténtico equipo con mayúsculas, que lo debate todo, lo consensúa todo y escucha mucho, analizando en profundidad (y rezando en comunidad) antes de tomar ninguna decisión. Os confesaré que si una acción comunicativa que veo necesaria no la puedo emprender porque no la tienen del todo consensuada, me digo: paciencia, porque saben cómo y a qué ritmo quieren avanzar, y con absoluto respeto, trato de caminar a su paso. Y a mi pregunta de cómo se atreven a poner en marcha un proyecto de esta magnitud en tiempos de crisis, la hermana me mira a los ojos fijamente, y me sonríe diciendo: "Quizás sólo lo pueden hacer unas personas que estén un poco tocadas, pero entiéndeme, tocadas por Alguien que hace mucho tiempo lo dio todo para que la persona fuera persona, pensando en los más desvalidos. Hemos dicho que lo creemos y lo haremos, en beneficio para la mujer ". Son todo un Signo estas mujeres, religiosas y emprendedoras, sembrando semillas para mujeres.

Más información:

Novallaravor@gmail.com

Maria-Josep Hernández es periodista

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