El joven del vestido blanco

Algunos comentaristas del evangelio de Marcos defienden que los vv. 9-20 del capítulo 16 serían un añadido dado que es inverosímil que el evangelio termine diciendo que las mujeres que han ido al sepulcro huyan llenas de miedo. Dicho esto, nos encontramos que el texto de Marcos (16,1-8) que leemos en la Vigilia Pascual es la finalización de su evangelio.

Las mujeres que van a sepulcro las conocemos. Son las mismas que presencian la crucifixión de Jesús, las que, a diferencia de los discípulos hombres, no lo han abandonado. Cumplidoras de la ley y las tradiciones judías, han esperado que pase el sábado para terminar el trabajo dejado a medias: enterrar dignamente a Jesús. Tienen un objetivo: el embalsamamiento y la tumba y prevén una dificultad, la losa y, a pesar de esta, perseveran en su camino y su objetivo que tienen sabor de muerte. Se dan cuenta que empieza a salir el sol? que apunta el inicio de un cambio que lo cambiará todo?.

Efectivamente, de repente emerge la sorpresa y los acontecimientos toman un giro inesperado. La losa ha sido removida (pasivo divino indicativo de la autoría de Dios) y un joven está sentado dentro de la tumba. La losa que separa y delimita el espacio de la vida y el de la muerte ha dejado de tener su función. Ahora la vida ha penetrado en ese espacio que era dominio exclusivo de la muerte.

En el evangelio de Mateo las mujeres se encuentran un ángel (28,5), en el de Lucas son dos hombres (24,4). En Marcos las mujeres encuentran un joven (neaniskos) vestido de blanco (16,5). En este joven se puede ver el rostro de Dios, pero no el Anciano de los días del libro de Daniel (7,9.13.22). Es un joven como el Pantocrátor del Tapiz de la creación de Girona. Es la señal de los nuevos tiempos que se inauguran con la resurrección de Jesús. El joven da que pensar en el joven que se escapa en la escena del arresto de Jesús. La sábana representa la mortaja de la muerte y los que detienen Jesús se quedan sólo con la sábana, con la muerte, porque la vida nadie le puede quitar, en todo caso, es Jesús quien la da poniéndola al servicio de los demás. La vestidura blanca significa la condición divina del personaje definitivamente transfigurado, no es otro que el mismo Jesús.

Las mujeres no lo pueden reconocer, es una situación similar a la vivida por María Magdalena que sólo ve un hortelano (Jn 19,15). El mensaje de Jesús va más allá de lo que puedan esperar, por eso la primera reacción es susto, temor, huir de aquella situación.

Los discípulos esperaban que sería en Jerusalén y no en Galilea donde el Mesías resucitado debía manifestarse con todo su esplendor, gloria y poder. Pero Jerusalén es un paso, una etapa, no el fin definitivo; es el lugar del legalismo, del embalsamamiento, de la tumba de la muerte. Donde se mostrará Jesús plenamente resucitado es en Galilea. Allí comienza el proyecto de Jesús y la predicación del Reino. Hay que empezar de nuevo en Galilea, aquel es el lugar de la enseñanza universal, de las curaciones, las comidas compartidas, de la familia abierta a todos. La comunidad mesiánica de Jesús comienza en Galilea y desde allí debe recomenzar el proyecto que posibilite hacer llegar a todos los pueblos el mensaje liberador de Jesús.

Fueron las mujeres a Galilea si tenían tanto miedo y no dijeron nada? El texto no dice que no fueran. El miedo, el no decir nada es la reacción ante la manifestación de lo sagrado. Que realmente fueron se deduce de la totalidad del evangelio. Si no lo hubieran hecho, no tendríamos evangelio de Marcos y es desde la totalidad de este evangelio que hay que interpretar todo lo que Jesús dijo e hizo, muerte y resurrección incluidas. Por eso en Marcos no hay relato de aparición, todo el evangelio de Marcos es un relato de aparición. La prueba más evidente de que Jesús está vivo es la totalidad del evangelio. Marcos quiere decir a sus lectores: Y vosotros, queréis ir también a Galilea ?.

Vigilia Pascual 1 de Abril de 2018