(CR) "Después de la sorpresa de una primera llamada telefònica, una segunda llamada, un correo, ... me detuve un momento y pensé: una nueva sorpresa de Benedicto XVI, un Papa que acoge con mirada amable y con actitud atenta". Lo cuenta a CatalunyaReligió.cat el jesuita Enric Puig, uno de los catalanes que ha estado más cerca de Benedicto XVI en su estancia en Barcelona, como coordinador de la visita del 2010. "Ha sido una respuesta humilde, honrada, ponderando el deseo de servir y las posibilidades de las propias fuerzas. Una respuesta de amor a la Iglesia y a los fieles que ennoblece su figura", valora el secretario general de la Fundació Escola Cristiana de Catalunya .
Sobre si esta renuncia crea un precedente, Enric Puig cree que "un gesto como este es muy personal" y, en todo caso será un referente enmarcado "por el itinerario que ha llevado, por el contexto en el que se ha producido y por como el mismo Santo Padre nos lo ha explicado y razonado". Cree que ahora es el momento de "rezar por Benedicto XVI, dando gracias a Dios, y para pedir su luz sobre quienes elegirán al nuevo sucesor de Pedro".
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