La investidura de Eliaquim

Comentario a la primera lectura del domingo 21 durante el año. A

La primera lectura de este domingo es un texto del profeta Isaías que ha sido escogido con la intención de ilustrar el evangelio que leemos hoy, un texto de Mateo donde Jesús dice a Pedro que le dará las llaves del Reino del cielo. El simbolismo de la llave es el nexo entre las dos lecturas.

Isaías no pretendía ilustrar el texto de Mateo que evidentemente no conocía. El texto propuesto como primera lectura (Is 22,19-23) recoge unos versículos de un oráculo dirigido a Eliaquim, un alto funcionario de la corte de Jerusalén.

Un largo tramo del libro de Isaías está dedicado a los oráculos contra las naciones. Cinco oráculos se encuentran entre los capítulos 13 y 19. Sigue una acción simbólica presentando al profeta Isaías desnudo (20,1-6), una señal de los egipcios y etíopes desnudos y prisioneros que Asiria deportará. Continúan los oráculos, cinco más entre los capítulos 21 al 23.

El oráculo dirigido a Eliaquim está situado después de un oráculo dirigido contra Jerusalén y va a la par con otro oráculo dirigido contra Xebnà, otro funcionario real. A que viene un oráculo dirigido contra Jerusalén en medio de los oráculos dirigidos contra las naciones? El oráculo contra Jerusalén y contra dos funcionarios reales – entre ellos Eliaquim – dentro de los oráculos contra las naciones sorprende pero sirve para advertir que la perdición y la condena de los pueblos extranjeros no implica “ipso facto” la salvación de Israel.

El oráculo contra los dos funcionarios viene después de la queja del profeta según la cual Jerusalén se ha dedicado a comer y beber en vez de seguir la invitación a llorar y arrepentirse. El profeta denuncia a los habitantes de Jerusalén que han buscado su seguridad fuera de Dios y no han sabido captar los signos que les hablaban de la necesidad de conversión, de rehacer su camino. El oráculo contra los dos funcionarios es una personalización del oráculo contra Jerusalén.

La lectura empieza hablando de la destitución de Sebná uno de los funcionarios reales que intentó persuadir al rey Ezequias para que se levantara contra Asiria y pidiera auxilio a Egipto oponiéndose así a la política de neutralidad propugnada por el profeta Isaías. Sebná buscaba más la seguridad en las estrategias políticas que no en la confianza en Dios. Sebná era de los que sobresalieron por su irresponsabilidad política, su inmoralidad, la burla de la palabra de Dios y el desprecio del ministerio profético.

Sebná será destituido y en su lugar será puesto Eliaquim. La lectura que leemos corresponde al establecimiento de Eliaquim en su cargo. Es un lenguaje solemne; es una investidura que se asemeja a las investiduras reales. A Eliaquim se lo denomina “sirviente” cosa que recuerda los grandes personajes del Antiguo Testamento: Abraham (Gn 26,24), Moisés (Nm 12,7), David (2 Su 7,5), Job (1,8). Aquí se quiere dar a entender la relación especial con la divinidad. Se le pone la túnica propia de su cargo y se le ciñe la faja que simboliza la autoridad y jurisdicción propias del cargo. Ser padre recuerda el encargo de proteger y beneficiar a su pueblo. Alrededor del cuello le cuelgan las llaves del palacio indicador que es garante de la seguridad del palacio y del poder extraordinario que implica abrir y cerrar y la autoridad para otorgar o negar la admisión ante la presencia real. La referencia a David otorga al oráculo un tono mesiánico en consonancia con el pensamiento de Isaías. La estaca invoca el deseo de la solidez y perpetuidad del cargo.

La lectura litúrgica no recoge los versículos que describen la caída de la casa de Eliaquim (vv.24-25). La ambición lo llevó al nepotismo, a repartir cargos y privilegios entre sus parientes y amigos. Quien tenía que ser un padre se convirtió en un corrupto ambicioso. Evidentemente esto no lo podía tolerar el profeta Isaías, de aquí el oráculo contra él y contra su predecesor y el anuncio de su caída.

Domingo 21 durante el año. 27 de Agosto de 2023