Ya no recuerdo quien utilizó por primera vez esta expresión. En todo caso, desgraciadamente, parece el escenario más posible e inmediato. El Estado, y no sólo el gobierno del PP, ha desplegado todo su potencial para ir en contra del desafío soberanista encabezado por Artur Mas.
A pesar del aumento, durante el año 2012, del déficit fiscal en una décima, la Generalitat deCataluña no logra cuadrar sus presupuestos, lo que significa una prórroga presupuestaria nada habitual en las democracias de nuestro entorno. El bloqueo financiero y las denuncias de algunos presidentes autonómicos, subsidiados desde Cataluña a través del déficit fiscal, en contra de nuestro país, forman parte de una orquesta bien afinada desde la calle Génova. Ahora bien, si el estrangulamiento financiero es muy importante, las dos operaciones en contra de Cataluña de la semana pasada aún lo son más: La Lapa y la LOMCE.
Ambas operaciones se dirigen contra el núcleo central que conforma nuestra "voluntad de ser": la lengua y la escuela. Con la Lapa, como con el valenciano blaverista, el objetivo es acabar con nuestra lengua y volver al relato franquista de los dialectos-variantes-del castellano. Para el gobierno regional del PP de Aragón, el Lapa será muy pronto una variante más de la lengua castellana.
La LOMCE es, sin embargo, la gran operación. En Cataluña, no existe un problema lingüístico en las escuelas, sólo se protege la lengua más débil-y propia del país- y la unidad y cohesión de la sociedad catalana. La división de la escuela en función de las dos lenguas oficiales es el peor de los escenarios posibles, el escalón para una división más profunda de cara al futuro. Wert, analista de sondeos electorales, sabe que esta operación tiene dos objetivos: reforzar el PP como salvador de la "patria hispana"-Y de esta manera tapar las vergüenzas del caso Bárcenas-, y empujar la división de Cataluña en dos comunidades, tensionando aún más nuestro país.
En este contexto, puede ser necesario volver a "la alianza catalanista" en lugar de la "soberanista", para responder-sin olvidar la crisis económica-al desafío del Estado.
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