Empeñados como estamos en el análisis diario de los mercados y las primas de riesgo, los índices de paro, las crisis políticas sucesivas, las dificultades de la vida cotidiana, los cambios de nuestro entorno como consecuencia de las migraciones y la evolución abrumadora de las tecnologías de la información y de la vida, difícilmente tenemos mucho tiempo para preguntarnos sobre temas de fondo de nuestra condición humana. Estamos demasiado envueltos por una lógica de la inmediatez, líquida, diría Baumann, débil, precaria, pero abrumadora. La avalancha de información invade nuestra vida.