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Catalunya Religió
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Fotografia: Sagrada Família.

Miquel Codolar –CR Benedicto XVI fue papa durante ocho años, desde el 19 de abril de 2005, hasta que, para sorpresa de todos, renunció, el 11 de febrero de 2013. Durante estos años el arzobispo de Barcelona era el cardenal Lluís Martínez Sistach. En esta conversación con Catalunya Religió, el arzobispo emérito de Barcelona valora la importancia de la visita de Benedicto XVI a la Sagrada Familia, la estima que tenía por la cultura catalana, el uso del catalán por parte del pontífice, y la relación que mantuvieron.

¿Qué nos deja Benedicto XVI?

Pienso que la conciencia de muchos barceloneses seguirá vinculando siempre al querido papa Benedicto XVI con la basílica de la Sagrada Familia, una obra primordial del arte y la cultura. El hecho de que el papa Benedicto XVI viniera a Barcelona es un motivo para darle gracias reiteradas. En medio de sus obligaciones, que las tenía constantemente, aceptó la invitación que le hice, que sí era importante, pero no era, por ejemplo, el milenario de una catedral que involucra a toda la diócesis.

¿Qué cree que le convenció para aceptar venir?

Es una obra nueva, originalísima, de Antoni Gaudí. Realmente aceptó venir a dedicar la Sagrada Familia porque entendió cómo Gaudí, que había muerto en 1926, había anticipado cosas del Concilio Vaticano II (1962-1965). Gaudí había plasmado antes del Concilio que una iglesia es para celebrar la eucaristía, y que tiene un único altar, una sede y un ambón. Se adelantó. El papa se dio cuenta de esta preparación litúrgica de Antoni Gaudí, y debemos agradecerlo.

¿Y ese fue el argumento definitivo?

No es el único motivo, pero es también un motivo importante. Realmente esto le ayudó, le confortó, animó, alentó, para poder aceptar mi invitación. Insisto en que debemos agradecerle muchísimo. Él también tenía curiosidad por ver cómo había quedado la Sagrada Familia, y eso también le movió.

"NO COSTÓ DEMASIADO QUE BENEDICTO XVI VINIERA A BARCELONA"

Para Benedicto XVI no fue un viaje más.

De hecho, uno de los cardenales que vino, que se dedicaba a la cuestión de las beatificaciones y canonizaciones, me decía a raíz de esta celebración del 7 noviembre de 2010, que si durante su pontificado se hubiera beatificado Antoni Gaudí, Benedicto XVI habría venido a Barcelona a beatificarle. Y es que vieron que el papa había quedado muy impresionado.

¿Y no habló directamente con Benedicto XVI?

A la hora de comer, después de la celebración de la Sagrada Familia, en la sede del obispado de Barcelona, ​​yo estaba a su derecha, y lo primero que me dijo fue: “De la celebración de esta mañana me ha quedado un recuerdo imborrable”. Cuando yo le he visitado, siendo emérito, me recordaba que cuando vino a la Sagrada Familia había quedado impresionado, y de la obra excelente de Antoni Gaudí.

¿Fue fácil convencerle para venir?

No costó demasiado que viniera, el secretario de estado también me apoyó. También tenía mucho interés en conocer la Sagrada Familia. Fue muy positiva la visita y se llevó una gran impresión, y supongo que desde el cielo tendrá una visión más amplia.

"EL MAESTRO DE CEREMONIAS DEL PAPA SIEMPRE ME PREGUNTABA EN QUÉ LENGUA QUERÍA LAS CELEBRACIONES"

Ha sido uno de los papas que más ha utilizado el catalán, ¿cómo lo hizo?

Preparando las celebraciones estaba el maestro de ceremonias del Papa, el del obispado y un servidor. Teníamos que programar las celebraciones y las lenguas, lo que se hacía en latín, catalán, y castellano. El maestro de ceremonias del Papa siempre me preguntaba en qué lengua quería. Me dio mucha iniciativa. Y fue muy bien, el catalán fue muy empleado. Pero existe toda una valoración por parte de Benedicto XVI de la cultura catalana, no sólo ha inaugurado un templo único en el mundo, sino también tenía una estima especial en nuestra cultura.

Cuénteme esto.

Él tenía un cariño muy grande por la cultura, ha sido un hombre culto, un teólogo y, por tanto, toda la dimensión cultural la valoraba mucho. Lógicamente, en cada sitio debía utilizar las lenguas correspondientes, pero le puedo decir que quedaron satisfechos todos de la amplitud del catalán en la celebración litúrgica de la dedicación de la Sagrada Familia.

¿Y cómo han sido las conversaciones con el papa emérito?

Le visitaba, pero sin abusar, también teniendo presente que él tenía 10 años más que un servidor, eso también se nota. Sólo iba cuando tenía asuntos que tratar. Una vez fui a verlo, porque se preveía que las torres de los Evangelistas de la Sagrada Familia fueran más altas que la de la Virgen. Yo dije que la de la Virgen María debía ser más alta, por su importancia en la Sagrada Familia y su función importantísima en la historia de la salvación. Pero para curarme en salud, visité al papa, experto en teología, el mayor teólogo que teníamos, en una visita personal, y me contestó enseguida que naturalmente.

¿Algo más?

Cuando faltaban de unas semanas para la dedicación de la Sagrada Familia, en una audiencia, fui de los primeros en pasar. Le expliqué que cuando preguntaban a Gaudí quién acabaría la Sagrada Familia él decía que sería san José, porque los devotos a san José son los que motivaron su construcción. Y el papa que acabó la iglesia, que hizo su dedicación, se llama José. Es una casualidad hermosa.

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