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Catalunya Religió

(Jordi Llisterri - CR) El Espíritu de San Francisco de Asís es plenamente vigente y atractivo, y el nuevo Papa lo ha hecho bien visible. Este hecho, lo valoran especialmente los franciscanos. Lo explica José Gendrau, provincial de los Franciscanos de Cataluña, la provincia de San Salvador de Horta.

Ahora acaban de celebrar el capítulo provincial, último de la provincia catalana que se unificará en 2015 con el resto de provincias de España. Pero esta reestructuración les lleva a pensar más en cómo revitalizar la vida franciscana y seguir siendo "los frailes del pueblo".

Quieren ser testigo de pobreza y de compromiso, "unos profetas del mundo actual". Hacer ver en un contexto de crisis que "no se trata de dar, sino de darse". "Todo lo que hemos recibido debemos devolverlo", explica en esta entrevista desde el Santuario del Santuario de San Antonio de Padua de la calle Santaló de Barcelona. Debajo, puede leerse el manifiesto de los Franciscanos de Cataluña en este último capítulo.

Manifiesto de los Franciscanos de Cataluña

"A pesar de la fusión de provincias franciscanas españolas, mantendremos nuestra identidad, cultura y lengua "

El capítulo provincial de los franciscanos de Cataluña se ha reunido por última vez, dado que siete provincias se unen en una sola con sede en Madrid. Con todo, los franciscanos quieren mantener la esperanza y la identidad. Como siempre, humildemente, sin ruido.

A un año de los 800 años del paso de san Francisco por nuestras tierras, el secretario se pregunta sobre si podemos cerrar así, sin más, nuestra historia. La respuesta la ha encontrado en la crónica que a partir de ahora continuará.

Ha sido un capítulo triste, por razón de ser el último: la melancolía y la añoranza del pasado, de lo que perdemos y de la vejez que nos va envolviendo imperceptiblemente y merma nuestras ilusiones oxidadas por el tiempo. Pero más que esto debería ser un momento de perfecta alegría, de bisagra, de renovación. Sí: San Francisco pasó predicando el amor en 1214 y sus frailes, de hambre que pasaban, robaron uva. Nuestra manera de vivir la pobreza a lo largo de ochocientos años ha sido peculiar: siendo a veces fraternos, siendo a veces austerísimos como Escornalbou, siendo inventores del Fondo Común, como una herramienta de solidaridad real entre los frailes y la sociedad. Hemos sido una provincia fraterna: hemos vivido ocho siglos al lado del pueblo, mejor dicho, siendo pueblo. Hemos sido franciscanizadores de la sociedad, haciendo de quienes nos rodeaban gente más libre, más auténtica, más en armonía con la creación y con los otros hombres. Recordemos el magisterio del beato Ramon Llull, los consejos de Francesc Eiximenis, la pedagogía de Anselm Turmeda, la severidad de vida de San Salvador de Horta, Pascual Bailón, Ángel del Paso, Bonaventura Gran ... Recordemos que hemos sido grandes misioneros de esta igualdad fraterna: en China, desde el Beato Juan de Piancarpino hasta el P. Berengueres; en América, desde los desobedientes californianos que fundaron San Francisco, hasta los frailes de la Pampa argentina, pasando por Bolivia y Perú; desde los buscadores de las tierras del Preste Juan en África hasta el P. Massana ... Sí: recordemos que hemos sido pueblo y somos pueblo: desde los limosneros hasta los grandes hombres de ciencia, desde los asistentes de clarisas hasta los poetas como Mn. Cinto Verdaguer. Recordemos, además, que nunca nos hemos aliado con los poderosos, sino con los que no tienen voz, en un trabajo humilde, callado, perseverante, nada estrepitoso. Dándolo todo por la Iglesia y por los pobres. Por eso no tenemos mucho patrimonio, sino que nuestro bagaje, al final del camino, es que podemos afirmar, con modestia, pero con firmeza, que hemos intentado cumplir el dicho de Francisco: "quiero llevarlos a todos al Paraíso!" Y finalmente, recordemos que como Provincia, hemos sufrido persecución y violencia. Quemados por la Inquisición, defensores en la Guerra del Francés, carlistas, mártires de la Guerra Civil ... Surgimos como independientes en 1559 y nos barrieron en 1835. Reaparecimos como Provincia en 1878 y desapareceremos en 2015. Hemos hecho pueblo y somos pueblo: por tanto, nunca obsoletos del todo. Esto nos empuja a ir adelante, con las mermadas fuerzas que nos quedan, sabiendo que si desaparecemos algún día lejano, querrá decir que parte esencial de nuestro pueblo también se habrá olvidado. El estilo franciscano que representamos nos hace sentir enanos a espaldas de gigantes, como afirma el dicho latino medieval, pero tal vez, resistiendo los contratiempos y esperanzados e ilusionados en el futuro; ojalá algún día también se nos considere a nosotros como gigantes o, al menos, enanos, en la gran cadena de la vida franciscana. Nos globalizamos. ¿Y qué? Seguirá viva la idea: "Quien por fray, quien por hermano, todo el mundo es franciscano".

Fray Agustín Boadas, secretario del capítulo

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