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(Jordi Llisterri/Laura Mor –CR/Solsona) La diócesis de Solsona ha quedado marcada por el obispo Xavier Novell. Tanto por su etapa episcopal con una renovación pastoral a veces audaz, a veces polémica, como por su accidentada salida. Pero Solsona es mucho más que el obispo Novell. Y ahora a quien le toca dar continuidad a esta diócesis con más de 425 años de historia es al valenciano Francesc Conesa, obispo de Menorca durante cinco años y obispo de Solsona desde marzo. Sólo hace falta un vistazo a los papeles de su despacho y una conversación para darse cuenta de que sobre todo es un hombre de estudio. Habla con calma académica, y nada valora hasta tener bien estudiado el tema. Pero esto no significa que viva en otro mundo. Es consciente de la situación en la que ha aterrizado en una diócesis donde dice que se ha encontrado una "buenísima" acogida. Se trata de una nueva entrevista de la serie dedicada a los obispos catalanes.

¿Alguna sorpresa con su llegada? ¿Es lo que se esperaba en un obispado pequeño viniendo de un obispado pequeño?

Sí, es un obispado pequeño pero muy diverso, con áreas muy distintas y definidas. Por ejemplo, la parte sur de la diócesis tiene una mentalidad y una forma de hacer muy diferente. Berguedà es otro mundo, y el Solsonès, también. Dentro de la Cataluña central hay cosas que son comunes, pero también hay mucha diversidad.

Es cierto que en Menorca todo está bien delimitado. Aquí hay unas fronteras peculiares. Cada vez que voy a Cervera, Tàrrega o Mollerussa paso por Guissona que no es un pueblo del obispado de Solsona.

Precisamente, cada vez que existe un relieve episcopal, se plantea si quizá habría que hacer una reestructuración más racional y menos histórica de los límites de los obispados. ¿Usted cómo lo ve?

Yo ahora no tengo una opinión formada. He llegado y he visto lo que hay. Las razones históricas justifican esta división y es muy difícil realizar reestructuraciones. Normalmente, las reestructuraciones hacen suprimir diócesis. Y esto siempre es complicado y doloroso. Y no sé si es siempre bueno o si es una buena opción. En Solsona, la gente es muy consciente de cuál es su diócesis. Y a la gente no le preocupa. Lo que quieren es tener un obispo.

"AL TRABAJO DEL SÍNODO SE HA DICHO QUE EL SILENCIO NO PUEDE SER UNA ESTRATEGIA COMUNICATIVA"

En este caso el relevo fue muy complicado por la renuncia del obispo Xavier Novell y toda la situación que se generó. ¿Cómo lo ha encontrado ahora?

Creo que en parte la buena acogida que he tenido de la gente se debe a que muchos tenían ganas de pasar página de una historia dura y al rojo vivo. La gente ha sufrido esa situación. Es normal. Ocurre en las parroquias cuando un cura deja el ministerio y se va. He encontrado dolida a gente que tenía una relación muy personal con Xavier y que se ha sentido decepcionada. Pero también comprenden las situaciones humanas.

¿Una cosa es el ruido mediático y la otra es cómo se ha vivido en la diócesis?

Sí, esto ha salido en el trabajo del Sínodo cuando dice que "el silencio no puede ser una estrategia comunicativa". Esto criticaba la forma en que se han comunicado las cosas. La gente cree, y seguramente tiene razón, de que la comunicación de este tema ha fallado, no ha funcionado bien y esto ha aumentado el escándalo mediático.

¿Era mejor explicar desde un principio la decisión del obispo Novell de casarse y no esconderlo como si la gente no fuera suficientemente madura para entenderlo?

Como no estaba aquí, tampoco puedo decir si se ha hecho bien o mal. No es fácil. Se ha hecho lo que se ha podido. Desde Menorca tenía la impresión de que no se había gestionado bien la comunicación y de que una noticia que se podría quemar en un día, se ha alargado porque te enteras de cosas poco a poco. Pero no sé. Seguramente había razones porque era muy delicado. No hay forma buena de gestionar un tema como éste.

"CON NOVELL TODAVÍA HACE FALTA DEJAR PASAR UN POCO MÁS DE TIEMPO PARA REVISAR TODO LO QUE HA PASADO Y CÓMO HEMOS REACCIONADO"

Usted dijo que también tenía ganas de hablar con él. ¿Lo ha hecho? ¿Hay gente del obispado que sigue teniendo relación con Novell?

Sí. Yo he estado en contacto con él. He estado hablando con él una vez y después hemos tenido contacto por correo electrónico. Me interesaba conocer no sólo su situación, sino también cosas de la diócesis. Él ha estado aquí once años como obispo y antes ya había tenido muchos cargos. Por tanto, conoce perfectamente esta diócesis. También hay gente cercana que ha puesto normalidad en esa relación.

¿No se ha convertido Novell en el "innumerable"?

No. No. Quizás lo que todavía haría falta es dejar pasar un poquito más de tiempo para revisar todo lo que ha pasado y cómo hemos reaccionado.

Pasamos a la consulta del Sínodo en Solsona. ¿Qué cree que es lo más destacado que ha salido?

Lo primero que tengo que decir es que estoy contento de cómo ha funcionado. Yo me he encontrado que empecé a "caminar juntos" en una iglesia en Menorca y he terminado en otra. Esto ha sido un poco raro. Pero estoy contento porque ha habido muy buena participación, 89 grupos y unas 1200 personas, que en proporción es mucho para nuestra diócesis. ¿Qué cosas aparecían más? Pues claro, se quiere una Iglesia más abierta, más acogedora, más comprensiva, abierta a todas las realidades de nuestra sociedad, no encerrada en sí misma. Esto aparecía constantemente.

"LA IGLESIA NO SE PUEDE CERRAR, DEBE ABRIRSE A TODAS LAS REALIDADES Y SER COMPRENSIVA CON LAS SITUACIONES DE LAS PERSONAS"

Yo creo que esto es una llamada y debe escucharse como una voz del Espíritu. Y nos está diciendo que la Iglesia no puede cerrarse, debe abrirse a todas las realidades y ser comprensiva con las situaciones de las personas. Hablábamos de divorciados, LGBTI... También está la inmigración, la gente que viene a nuestra tierra. Por tanto, un tema fundamental es una Iglesia acogedora y abierta. También está el tema de la participación del laicado. Que el laicado tenga una responsabilidad real en la vida y en la misión de la Iglesia. Se habla de dar responsabilidades a los laicos, de poner en marcha organismos de consulta que sean efectivos...

De hecho, en sus primeras cartas semanales u homilías ha hablado mucho del protagonismo de los laicos; pero también del peligro de que los laicos caigan en un nuevo clericalismo. ¿Es una tensión recurrente?

Esto es un tema muy interesante. Yo estoy totalmente a favor de una participación del laico en la vida y la misión de la Iglesia. En ambas cosas: la vida y la misión. En la vida el laicado tiene derecho a decir su palabra en las decisiones de una parroquia o de una diócesis. Pero la misión propia del laicado no es quedarse en la propia Iglesia. La misión del laico está en el mundo.

"HAY UN PELIGRO DE CONVERTIR EL LAICO EN UNA ESPECIE DE CURA MINORADO Y PERDER UNA COSA MUY IMPORTANTE, QUE ES LA PRESENCIA EN EL MUNDO"

El papa Francisco habla también de la clericalización del laicado. Es decir, cuando el laico se dedica a hacer las cosas de los curas. No, el laico tiene otra misión: le es propio insertar el Evangelio en el mundo de la cultura, de los medios de comunicación, en la familia, en el mundo educativo, en la escalera de los vecinos, en la calle... Poner el Evangelio en medio del mundo, que es lo que no puede hacer el cura. Hay un peligro de convertir al laico en una especie de cura minorado y perder algo muy importante, que es la presencia en el mundo. Que un laico haga de sacristán, de administrador de la economía de una parroquia, de jefe de la catequesis... está bien, y hay que agradecer mucho su trabajo. Pero no puede ser lo ordinario, porque no es su propia vocación. Está haciendo una labor de suplencia.

También la realidad es que cada vez hay menos curas y más ahogados de trabajo.

Y a veces debemos pedir ayuda al laicado para hacer cosas también dentro de la Iglesia. El laico puede tener vocación para dedicarse a una actividad como la catequesis o la acción social de la Iglesia. Esto es algo. Pero por otra parte está lo propio del laicado, que no puede perder, que es esa inserción en medio del mundo y de la sociedad.

Otra cosa que aparece en las conclusiones del Sínodo es también la falta de formación y compromiso del laicado. El propio laicado es consciente de que le falta formación y un compromiso más serio en la Iglesia. Yo entiendo que un laico –con una familia, sus hijos, el trabajo... – cuando el cura le pide dedicar horas, no puede porque tiene su vida.

Solsona ha apostado por tener trabajadores y trabajadores apostólicos, laicos que también trabajan haciendo actividad pastorales. ¿Cómo lo ve?

Es una realidad que he encontrado y ahora estoy conociendo. He visto cómo trabajan y trabajan bien. Pero es un tema que debo madurar. Justamente en la última reunión de la Tarraconense hemos estado hablando de ello. Hay varias diócesis con esta realidad y vimos que debemos poner en común lo que estamos haciendo con los laicos. Cada una tenemos un sistema distinto. Y es bueno conocer lo que hace el otro. Hay que verlo.

Mirando al futuro, en Solsona la mayoría de los curas son mayores y no se cubrirá con los nuevos seminaristas. ¿Cómo afrontar la falta de relevo?

Es un tema muy difícil. Se ha afrontado la situación tal y como es: no podemos pensar en épocas pasadas cuando en un pueblo como Cervera había veinte curas. Ahora hay uno y no puede haber más porque no tenemos más. Hasta ahora los curas mayores están haciendo un gran trabajo: están ayudando mucho y aún atienden a los pueblos más pequeños. Pero no sé cuánto tiempo se podrá mantener y habrá que concentrar a los curas en los pueblos donde está la población. Por eso se crearon las 12 unidades pastorales, cada una con un cura más joven y ayudado de otras mayores. Es una opción y es una forma. Y están los trabajadores apostólicos que hacen un buen trabajo. Pero lo propio de un laico no es de hacer de párroco de la parroquia. Como decía, esto es una tarea de suplencia.

Y después están los diáconos permanentes. Creo que también es una buena ayuda, pero lo que ocurre es que aquí son muy pocos. Me gustaría promover esta vocación del diaconado permanente porque el diácono, un ministro ordenado, tiene una función pastoral en una iglesia y podría ser una buena ayuda.

¿Qué es lo más genuino o propio de las funciones que realiza un cura?

Son tres tareas. Regir a la comunidad, es decir, ser guía y pastor de la comunidad. Santificar, a través de los sacramentos. Y la predicación, el anuncio del Evangelio. Esto es cosa de todos, pero es el anuncio autorizado que hace el ministro dentro de la celebración, que es distinto.

"EL PAPA FRANCISCO HA PUESTO EN MARCHA EL PROCESO SINODAL Y CREO QUE ESTA MANERA DE TRABAJAR, DE DIÁLOGO Y DE CONSULTA, YA SE QUEDARÁ EN LA IGLESIA"

Viendo las conclusiones del Sínodo en Solsona y cuando se habla del protagonismo del laicado, existe la impresión de que no hay nada que no se haya dicho antes. Por ejemplo, hace 30 años en la consulta del Concilio Provincial Tarraconense, en la que participaron 60.000 personas, ya salían los mismos temas. ¿Nos atascamos en algo?

Sí... Efectivamente hay cosas que están ahí y que siguen siempre porque son retos. Yo creo que desde el Vaticano II se ha avanzado mucho, pero quedan muchas cosas por hacer. Mi primer año de cura, cuando yo era profesor de instituto en el 85, ¿qué cosas nos plateaba la gente? La riqueza de la Iglesia, el celibato de los sacerdotes o por qué no se casan, las mujeres... Y el pasado año en una visita pastoral a Menorca, fui al mismo instituto. ¡Las preguntas eran las mismas! ¡Y han pasado treinta años, cuatro generaciones! ¿Qué ocurre? No lo sé. Hay cosas que estando allí que siempre se repiten.

El laicado desde hace mucho tiempo puede participar y, después, cuando se va a la realidad resulta muy difícil... Al mismo tiempo, los curas tienen una tendencia también a asumir ellos todas las responsabilidades. Pero creo que se ha hecho un camino bueno y que vale la pena seguir profundizando. El papa Francisco va en esa línea. Le gusta poner en marcha procesos, más que fijarse en el resultado. Un proceso es esto. Una Iglesia que anda. Ha puesto en marcha este proceso sinodal y creo que esta forma de trabajar, de diálogo y de consulta, ya se quedará en la Iglesia.

¿No hay algo de prevención o resistencia dentro del clero, de sentir peligrar un terreno propio?

No creo que sea esto, sino la dificultad de creer que la consulta del Sínodo después tendrá repercusión. Es significativo que en marzo el secretario del Sínodo y la Congregación para el Clero escribieron una carta animando a sacerdotes a implicarse en el proceso sinodal. Si lo han hecho es porque había muchos curas que quizás no lo veían. Hay curas que se han despegado de las cosas diocesanas. Pero por lo general no he encontrado esto. Y debo decir lo mismo de la gente que ha colaborado.

"LOS CRISTIANOS TAMBIÉN TIENEN LA IMPRESIÓN QUE LA IGLESIA A VECES ES CRÍPTICA EN EL MODO DE DECIR LAS COSAS"

Las conclusiones diocesanas del Sínodo dicen que la jerarquía no comunica bien.

Esto hace mucha referencia a la crisis que se sufrió en septiembre, porque la gente sufría cada día pensando en qué saldría de nuevo. Pero más allá de este hecho concreto también existe una sensación en general de que la Iglesia debe comunicar mejor. Utilizar el lenguaje de nuestro tiempo. Los cristianos también tienen la impresión de que la Iglesia a veces es críptica en la forma de decir las cosas. No habla con claridad. Deja la sensación de que está escondiendo algo. Yo creo que aquí debe avanzar.

¿Quizás se equivocan de temas y haría falta que la Iglesia hablara de aquello en lo que puede ser más significativa?

Puede. Pero no sé si sería escuchada porque tal y como está la situación... la Iglesia puede hablar de cosas y... bueno. Efectivamente, debemos cuidar el lenguaje para que sea entendido por la gente. Pero sin rebajarle demasiado. Es necesario hacer un esfuerzo grande.

Vamos a la Conferencia Episcopal Tarraconense. Le han encargado la presidencia del Secretariado Interdiocesano de Catequesis, del que Menorca también forma parte. ¿Conoce el proyecto de renovación de catequesis que ha estado trabajando en los últimos años?

Hasta ahora he tenido un primer contacto con el director del SIC y alguna reunión más en la que me han explicado este proyecto. Quiero tratarlo también con los demás obispos, esbozarlo bien y tener claro qué es lo que queremos para continuar. En Menorca estamos vinculados al SIC pero tenemos nuestro directorio pastoral de iniciación cristiana. Lo tenemos a nuestro ritmo.

¿Y cuál era la prioridad en Menorca?

Realizar un itinerario para la iniciación cristiana. Hacía hincapié en la continuidad después de la primera comunión y de postconfirmación. También al formar equipos para ayudar a los padres de 0 a 6 años. Es la edad del despertar religioso y es un momento que tenemos olvidado. Confiamos en los padres, pero los padres ya no transmiten la fe, porque la mayoría no la tienen. No son practicantes o no saben cómo hacerlo... Es catequesis en la línea del directorio general, del encuentro con Cristo como un objetivo principal, con la oración más allá de los conocimientos. Es un intento de ir renovando la catequesis, pero son cosas lentas que no se hacen de un día a otro. Algunos catequistas son personas mayores y hay que ir despacio como casi todas las cosas en la Iglesia, respetar mucho los procesos. Ahora en el SIC me pongo con ilusión, trabajando porque es un tema fundamental.

Como con el SIC, en la Tarraconense existe una larga tradición de relación entre los obispos de Cataluña. ¿Los conocía?

Ya tenía buena relación con los obispos y los conocía.

De hecho, muchos son valencianos.

Pero no por ser valencianos. Como fui vicario general diecisiete años en Orihuela esto me facilitaba mucho la relación con los obispos. Salvador Giménez de Lleida, que fue antecesor mío en Menorca, y ya le conocía de cuando él era vicario episcopal de Valencia. También conocía a Sergi Gordo de hace años y quizás un poco menos al obispo Francesc Pardo que ahora ha muerto, y Romà Casanova. Pero tenía un trato y los conocía a todos y algunos con muy buena relación. Ahora me he incorporado. Compartimos la visita Ad Limina de enero y ya hemos celebrado una primera reunión. Tarraconense tiene un buen ritmo y una experiencia de trabajo en conjunto muy buena y yo quiero incorporarme a esta experiencia. Yo creo que merece la pena fortalecer el trabajo conjunto, porque ahorra fuerzas. Por ejemplo, unirnos en el tema de catequesis permite trabajar mucho mejor. O con la pastoral de juventud, etcétera.

Ahora estamos esperando nuevos obispos. ¿Supongo que no nos dirá nada?

(Ríe) Nosotros no sabemos nada. Nos consultan como mucha gente y después ya queda en manos de quienes deciden.

En Cataluña ya teníamos tres obispos valencianos. Ahora con usted cuatro. Es un peso importante.

No sé las razones de la Santa Sede. En el momento me dijeron de venir aquí y yo acepté. Pero no sé si es excesivo o si deben ser obligatoriamente todos nacidos aquí en Cataluña. Yo creo que una iglesia, cuando está abierta a otras realidades, se enriquece. Encerrarse demasiado no es bueno. Esto en general, después sobre la decisión... no sé.

También existe la inculturación en el territorio, la cultura y la tradición de cada país...

Sí, pero un obispo de Málaga puede ser valenciano, o un obispo de Jerez podría ser el arzobispo de Valencia... Y esto es una riqueza. No es una pérdida porque, si es un buen obispo, se encarnará en la tierra a la que va.

"LA TARRACONENSE UNA EXPERIENCIA DE TRABAJO EN CONJUNTO MUY BUENA; VALE PENA FORTALECER EL TRABAJO CONJUNTO, PORQUE AHORRA FUERZAS"

En los últimos años, en Cataluña la política ha sido un tema de alta sensibilidad social y en su obispado hay una amplia mayoría independentista. ¿Cuál cree que debe ser su papel como obispo de ese territorio concreto?

Yo creo que la misión de la Iglesia es promover el diálogo y la reconciliación. Y en ese sentido posibilitar y formar laicos que sean artífices de reconciliación, también en la política. Que ayuden en ese sentido, más que pronunciarse sobre la independencia o no, porque esto también crea división en nuestro pueblo. Nosotros debemos anunciar a Jesucristo a unos y a otros, a todas las personas. Y a la vez promover la búsqueda del consenso, de la reconciliación, la paz... ayudando a todos los cristianos que están implicados en política.

"CREO QUE LA IGLESIA DE CATALUÑA ESTÁ ENCARNADA EN ESTE PUEBLO"

Más allá del hecho concreto de la independencia, existe una tradición de reconocimiento de la realidad nacional de Cataluña y de promoción de la lengua y la cultura catalana. ¿Cree que sigue vigente el grueso de Raíces Cristianas de Cataluña en este aspecto?

No conozco bien el documento. Hay que tener piedad... llevo dos meses y medio aquí.

Creo que la Iglesia debe encarnarse en un territorio, en la cultura de un pueblo. Tiene que asumir esta cultura para anunciar el evangelio y para transformarla. No para dejarla como está. Es bueno que la Iglesia y el obispo conozcan la cultura del pueblo y dónde está. Cuando he estado en Menorca, he intentado hacerme un menorquín más, en el sentido de participar y conocer esa cultura. Esto es fundamental para poder anunciar a Jesucristo. Los obispos debemos hacerlo, encarnar el Evangelio en la cultura. Jesucristo se hizo hombre, se inculturó. El evangelio también se hace carne en unas ideas, en unas tradiciones, una forma de ser. Creo que la Iglesia de Cataluña está encarnada en este pueblo, y que no es una Iglesia que camina por un lado y el pueblo por otro.

Vamos a la situación social más general. Los psicólogos tienen lista de espera en las consultas. Cuando hay mucha fragilidad y desánimo en las personas, ¿cuál es el papel y la palabra que debe tener para ellos la Iglesia?

Pues como dice el documento del Sínodo, los curas deben ser faros de esperanza y no profetas de calamidades. Esto es cierto. No fijarnos tanto en lo negativa, sino en animar. Creo en la importante función de animar a los creyentes a vivir y a gozar de su fe, a vivirla sin nerviosismo, sino a vivirla en paz y serenidad. Disfrutar viviendo en Jesucristo, viviendo el mandamiento del amor a pesar de nuestras flaquezas y debilidades. E intentar ser una minoría que transforme la sociedad. Esa idea del papa Benito de las minorías creativas. Tenía razón y el papa Francisco lo ha recuperado. Los cristianos tenemos una buena tarea que realizar dentro de la sociedad: transformar esta sociedad desde el Evangelio. En Cataluña, una sociedad muy secularizada, podemos ser un agente transformador del mundo. Debemos animar al cristiano a trabajar en este sentido.

"HAY MUCHOS CRISTIANOS INDIVIDUALISTAS QUE QUIEREN UNA RELACIÓN PERSONAL CON DIOS Y YA ESTÁ. PERO ESTO NO ES EL CRISTIANISMO"

Pero cuesta que la fe sea significativa para la gente.

Creo que lo primero es crear comunidades que sean vivas, testimoniales y acogedoras. Es fundamental tener estas comunidades. Primero, porque el Evangelio no puede vivirse si no es comunitariamente. Esto debemos redescubrirlo. El individualismo que existe en la sociedad afecta también a los cristianos. Y hay demasiados cristianos individualistas que quieren una relación personal con Dios y ya está. Pero esto no es el cristianismo. Formar comunidades vivas, que tengan esa capacidad de acoger y dar testimonio, es fundamental.

¿Y en diálogo con las demás religiones?

Debe hacerse en diálogo con las demás religiones, entre nosotros cristianos y con las demás personas religiosas. La Iglesia nunca ha sido un gueto. Nunca se ha cerrado en sí misma, y ​​si alguna vez se ha cerrado, se ha asfixiado. La Iglesia debe estar abierta siempre al diálogo con la razón, la cultura, la ciencia, y con las religiones. El cristiano debe ser alguien que busca la verdad, donde quiera que esté. También en el mundo de las religiones. Y pueden hacerse cosas en común con otras religiones o con otros cristianos.

¿Qué echaría de menos la gente si desapareciera la Iglesia en Solsona?

Hay muchas cosas importantes que está haciendo esa Iglesia. Primero, acompañar a la gente, que ya es mucho. Acompañar a los cristianos para vivir su fe. Está haciendo un servicio ofreciendo sacramentos. Está realizando el servicio de caridad que es muy importante, con una acción social muy fuerte. Tiene un servicio de educación, con dos escuelas grandes en Solsona y en Navàs.

Yo creo que se la echaría de menos. Pensando en la ciudad Solsona: el principal museo de Solsona es de la Iglesia; una escuela, Arrels, que tiene desde los cero años hasta ciclos formativos, es de la Iglesia; el Hospital Sant Pere Màrtir, que es para la gente mayor, es una fundación de la Iglesia; hay una Cáritas Interparroquial muy potente que ofrece un servicio muy bueno... Es decir, estamos en toda la sociedad. Además del edificio de la Catedral y todo el patrimonio cultural que posee la Iglesia. Además de la parte espiritual, existe toda una parte humana de servicio que hace la Iglesia que es muy importante.

"EN SOLSONA, ADEMÁS DE LA PARTE ESPIRITUAL, HAY TODA UNA PARTE HUMANA DE SERVICIO QUE HACE LA IGLESIA QUE ES MUY IMPORTANTE"

No hemos hablado de su vocación académica. Es doctor en Teología y Filosofía.

Sí. Hay una vertiente intelectual que a mí me gusta mientras sea compatible con el mundo pastoral. Durante unos años me dediqué sobre todo al tema intelectual y teológico, y después he intentado compaginarlo. Mi ámbito es todo lo que está entre la fe y la razón y la filosofía de la religión. Sobre todo he estudiado la filosofía analítica de la religión, del mundo anglosajón. O la teología fundamental, porque ambas cosas están vinculadas. Me gusta estudiar, mirar un tema... lo hago con gusto y sigo publicando artículos en algunas revistas. Cada año voy quince días a dar clase en la Universidad de Navarra. En Menorca vi que era compatible y creo que aquí también lo será. Ahora haré un curso sobre increencia y evangelización, y el próximo año tengo un sobre conocimiento de Dios en las diferentes tradiciones: protestantes, católicos y ortodoxos.

¿Y qué está leyendo ahora?

Leí La Iglesia arde, de Andrea Riccardi. Ahora estoy leyendo la teología dogmática de Vladimir Lossky, un clásico de un laico de la ortodoxia y que es uno de los autores que cuento en clase. Y estoy trabajando un artículo sobre la parte filosófica de la Spe Salvi de Benedicto XVI, que hace 15 años. Es la parte más dura. Y me han pedido también una conferencia final de unas jornadas de teología que realizan en Santiago de Compostela en septiembre sobre fe, iglesia, bautismo. Es una formación permanente.

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