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Catalunya Religió
Santuari MdD dels Torrents
[Foto: Víctor Rodríguez]
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Víctor Rodríguez –L'Espunyola / CR Este domingo se ha hecho la misa y la procesión para pedir la lluvia en la iglesia de la Virgen de los Torrents, en l'Espunyola, presidida por el obispo de Solsona, Francesc Conesa. El obispo de Solsona acogió la invitación de los feligreses de la Parroquia de Correa, en el Berguedà. Han asistido unas 250 personas (y varios medios de comunicación) con los vecinos del pueblo encabezados por el alcalde.

"En breve empezaremos esta eucaristía seguida de una procesión que como bien sabéis ha sido pedida y propuesta por feligreses de la zona". Así se expresaba Teresa Gené, trabajadora apostólica del obispado de Solsona, minutos antes de empezar la eucaristía. Hacía unos quince años que no se hacía una celebración para pedir lluvia y ante el alud de participantes, era necesario dar unas breves y claras instrucciones mientras se repartían los Gozos y los cantos y asignar a los portantes de la imagen para que todo fuera bien.

La iglesia, del siglo XVIII, ya estaba llena una hora antes de iniciar la eucaristía y hubo que sentarse gente en el presbiterio. Fuera quedaban decenas de feligreses y también algunos curiosos así como medios de comunicación atraídos por la expectación creada por los mismos unos días antes. La misa y la procesión se habían previsto con muy pocos días de antelación y como quien no quiere la cosa, la Virgen de los Torrents ha acabado convocando a cientos de personas en su casa. Ha sido tanta la expectación de estos días y la respuesta, que incluso una patrulla de los Mossos d'Esquadra estuvo presente en el exterior del templo durante toda la celebración.

Junto con un equipo de sonido potente que permitió seguir la eucaristía desde distintos puntos, la organización también contrató a auxiliares de control para coordinar el aparcamiento de los coches en los campos cercanos. Al terminar la misa, y entonando los gozos, la imagen de la Virgen se puso en los andenes de madera para dar inicio a la esperada procesión que cientos de personas siguieron por los campos que rodean la iglesia. Una vez terminada, seguían las colas de fieles para fotografiar la imagen y venerarla de cerca dentro del templo.

Ser creyente en una sociedad indiferente frente al hecho religioso

Francesc Conesa, obispo de Solsona, celebró la misa rodeado de periodistas que la seguían con atención y esperaban aún más atentos al inicio de la procesión. "La expectación que ha generado lo que hoy hacemos aquí denota la sociedad poco religiosa que tenemos hoy en día", ha dicho el obispo a la feligresía. "Toda la Creación es un don de Dios y por eso nos dirigimos al Padre del cielo y pedimos el agua para nuestros campos, al tiempo que le pedimos su gracia para nuestras vidas. No acudimos a Dios para que haga un acto de magia y nos sacie de pan, eso sería tentar a Dios. Le pedimos que nos ayude en nuestras necesidades materiales porque de esta forma nos podemos dedicar más a las cosas espirituales", palabras del obispo mientras recordaba que la celebración era también un acto penitencial.

"Comprendo que las personas que no tienen fe nos miren con escepticismo, es un signo de una sociedad que mira estas cosas con una sonrisa irónica. Pero hoy también es un acto de misericordia, le presentamos a Dios todas nuestras necesidades: oremos por la Guerra, por nuestros enfermos, por los difuntos y con toda confianza, por la lluvia, porque la necesitamos. Ponemos en manos de Dios nuestros deseos. Esta petición nos compromete también a respetar el medio ambiente, a cuidar la naturaleza para evitar todo aquello que provoca el cambio climático" continuó el obispo de Solsona.

Devociones ancestrales por la lluvia

La eucaristía y la procesión de ayer no son casos aislados sino que nuestro país –esta tierra donde la lluvia no sabe llover– tiene un largo historial de celebraciones que han sido iniciadas por casos de gran necesidad cuando en una sociedad eminentemente campesina, hacía falta agua por los campos o sufría plagas y enfermedades pandémicas. Así surgieron muchos votos de pueblo, muchas romerías y romerías que arraigaron y que continúan hasta hoy marcados en el calendario de casi buena parte de las villas y ciudades de nuestro país. Se subía para pedir y se volvía para agradecer el don recibido al Santo o a la Virgen, que bajo una advocación concreta –como el caso de los Torrents– tenía una ermita y si no, se le construía como obra de villa, haciéndola entre todos los habitantes.

Ayer en la Espunyola no era un día de fiesta pero sí de encuentro y rencuentro. Y en el Santuario de la Virgen de los Torrentes se repitió el canto ancestral que generaciones de habitantes de los alrededores han entonado cuando la tierra ha sido demasiado seca: Escucha la humilde instancia, de vuestros pobres sirvientes: Danos lluvia en abundancia Virgen Santa de los Torrents.

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