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Por Josep Gallifa .

La inauguración de la Torre de María, y el encendido de la estrella que la corona, ha sido un evento importante para la ciudad de Barcelona. Se ha hecho eco de ello la prensa internacional. Gaudí interesa y la Sagrada Familia impresiona. También el Papa Francisco, como se sabe, hizo llegar un mensaje el día de la Inmaculada para la inauguración. Tanto Francisco como el cardenal Omella glosaron con unas interesantes intervenciones el significado de esta torre de María para la Iglesia y para la ciudad de Barcelona. Hay además muchos aspectos de los que ya se ha hablado desde entonces. trataremos brevemente de la relación de la estrella con la ciudad.

Gaudí era muy consciente en la construcción de la Sagrada Familia de este papel ciudadano de una catedral, como explica Armand Puig en su interesante libro sobre la Sagrada Familia. Una catedral es uno de los elementos más representativos de una ciudad y la Sagrada Familia, sin ser catedral, lo hace con Barcelona. Además la Sagrada Familia está integrada en una red urbana singular como es el ensanche barcelonés, trama urbana con la que establece un diálogo. Hagamos una descripción breve de esta integración y el diálogo que representa:

El Eixample es una genial concreción de la ciudad moderna, con sus trazas geométricas rectilíneas. Una ciudad que fue pensada para el ferrocarril, símbolo destacado del progreso, pero además con estos valores igualitarios que le dio Ildefons Cerdà. Valores también liberales en la medida en que fue la burguesía barcelonesa la que construyó las edificaciones con el impulso del modernisme y el noucentisme, vectores impulsores de la modernidad. Una ciudad pues con valores liberal-sociales, y que representa también el trabajo, la acción y el hacer. Ésta es la trama donde se inserta la Sagrada Familia, la trama urbana que la rodea, una ciudad moderna y humana.

La "ciudad" de la Sagrada familia sin embargo es la "ciudad celestial", la Nueva Jerusalén. Ante la horizontalidad urbana, Gaudí propone verticalidad y elevación, símbolo de la elevación espiritual. Ante el artificio urbanístico rectilíneo, Gaudí imitando la naturaleza, es el arquitecto de la parábola y la hipérbola, de la curva. La geometría de la Sagrada Familia, ahora me permitirán que les hable desde la matemática, es la del paraboloide hiperbólico, figura geométrica que permite construir todas las curvaturas posibles. Gaudí veía en esta geometría las reglas que están detrás de la Creación, pues permiten matematizar las formas de la naturaleza. Así, con el uso de estas reglas, la obra del genial arquitecto se convierte en prolongación de la obra del Creador, ya que construye la “ciudad celestial” con las fórmulas que aproximan la acción del Creador en la creación de la naturaleza. ¿Puede haber una mayor fuerza simbólica y expresiva en una obra humana que además es un templo?

Y un ejemplo muy claro lo tenemos en la Torre de María. En su interior la cúpula tiene forma de hiperboloide, representación del Dios Creador, que además de su atractivo estético tiene el componente simbólico que de él pueden derivarse como matriz varias curvas. La Torre de María deja filtrar la luz que se distribuye hacia el interior con esta forma de gran belleza estética. Una torre mediadora entre la luz circundante y el interior. Una gran potencia simbólica para María y para la Iglesia.

La torre de María con su altura deja ya vislumbrar la que será la verdadera dimensión del templo. Y la estrella comienza a representar esta dialéctica con la ciudad: la tradición cristiana, no reñida con la modernidad (también se necesitan potentes cálculos e ingeniería contemporánea avanzada) con la ciudad de valores liberal-social-modernos, como decíamos. El contraste es muy elocuente. Digamos también de paso que cuando en Barcelona estas dos almas han ido juntas ha sido capaz de grandes realizaciones.

No hace falta ser una persona religiosa para apreciar e incluso compartir este simbolismo, pues tiene muchos elementos interculturales, interreligiosos e incluso universales. Por ejemplo cuando la estrella es vista de lejos, sea cual sea la posición, se ven siempre seis puntas, recuerda la estrella de David. Quizás un guiño de San José que nos señala que la tradición representada es también la tradición judeo-cristiana.

Desde la óptica de diálogo con la ciudad pluralista, con valores laicos y cívicos podemos proponer para la ciudad que la estrella:

• Acompaña. Como lo hace la estrella de la mañana.

• Guía. Es lo que hace la estrella del mar. Marca un camino que puede seguirse desde la libertad.

• Vela. Por la ciudad en la que hay también pobres y excluidos a los que no olvida.

• Ilumina. El servicio a los demás.

Son aspectos que suman a la ciudad de Barcelona. El diálogo de la estrella con la ciudad representa también pues el dinamismo creativo y de desarrollo humano de la ciudad de Barcelona.

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