Pasar al contenido principal

(E. Aran) Cuando en 2013 nos encargaron al despacho T113 la reforma del templo parroquial de San Juan Bautista de Reus nos encontramos con la necesidad de dotar de trascendencia el muro de hormigón imponente que actuaba a modo de ábside. En ese momento se procedió al diseño de un retablo que incorporara la talla de madera policromada del santo y que resultara un elemento de fondo devocional al acto central del espacio, que es la celebración eucarística. Para esta tarea, a raíz de las intervenciones que había hecho a la nueva capilla de la casa de ejercicios del Santuario del Santo Cristo de Balaguer y la iglesia de Santa María del Alba de Tàrrega, se contó con el pintor Josep Minguell .

Tres años más tarde, a pesar de la satisfacción y el acierto de la reforma, el fondo grisáceo de las placas prefabricadas de hormigón seguía imponiéndose como un elemento extraño y ajeno al culto. Por eso, después de un encuentro que tuvimos Mn. Pedro Dalmau, Josep Minguell y yo mismo, se creyó oportuno proceder a pintar la totalidad del muro y forjado de hormigón que envolvía el presbiterio. La gracia de la intervención ha sido, a la vez, no negar la materialidad del muro y dotarlo de un contenido metafórico que actúa como una ventana al más allá. El desierto "aparece" de entre las juntas del hormigón porque era impensable preparar toda la superficie para hacer una pintura mural tradicional. Se ha conseguido "que el hormigón hable", sin que deje de ser lo que es o violentarlo. El silencio del muro pasa a ser un silencio del desierto.

En palabras de Josep Minguell:

"He pintado este mural con silicatos y pigmentos, forman una pintura permeable de gran resistencia y plenamente integrada a las características del hormigón del muro. Una trama de pinceladas superpuestas va componiendo los colores. Así puedo crear una vibración cromática de sutiles y austeros matices.

La intención de este conjunto pictórico ha sido integrar el muro de hormigón en el conjunto del templo. El fondo pictórico que complementa el retablo representa el desierto, lugar de paso y de soledad. Después de la noche de Pascua comienza el largo camino de libertad del Pueblo de Dios, tránsito por el desierto con la esperanza de la tierra prometida. El desierto es también el lugar escogido por el Bautista para acercarse a Dios y llamar a la conversión. San Juan allana los caminos de Señor, de ahí el camino luminoso que domina la composición pretende mostrar la esperanza en medio del silencio del desierto y en nuestras vidas. "

Temàtica
Territori

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.