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Podría ser una oración, un himno, una acción de gracias, un tratado de teología, confesión de fe, texto litúrgico, bendición. Todos estos calificativos casan con el texto de la segunda lectura que leemos este domingo, proveniente de la carta a los Efesios (1,3-14). Lo más propio, sin embargo, es considerarlo una Bendición por la insistente presencia del término en el primer versículo del texto. No es la única vez que encontramos una bendición en el Nuevo Testamento: la más conocida es la que Lucas pone en boca de Zacarías (1,69-79).
Darse cuenta de la estructura de este texto facilita enormemente su comprensión. Hay una expresión clave para determinar las diferentes partes del texto: "gloria y alabanza" o tomando una forma similar "alabanza de gloria". Aparece cada vez que se cierra una parte del texto. Así podemos establecer que los versículos 3-6 forman la primera parte del texto, que presenta la beneficiosa acción del Padre. Los versículos 7-12 hablan de la acción de Jesús y los versículos 13 y 14 presentan la acción del Espíritu. Vista esta estructura se ve claramente el carácter trinitario de esta bendición. Esta estructura responde también a una contemplación del tiempo que nos permite descubrir una secuencia temporal, según la cual hay un plan de Dios previamente diseñado, ejecutado por Jesús, el Hijo, el Mesías y completado en la vida de la comunidad por el Espíritu .

En el Antiguo Testamento la bendición va ligada al acto creador de Dios: "Creó el hombre y la mujer y los bendijo" (Gn 1,27); es determinante en la configuración del gran pueblo de Israel cuando Dios dice a Abraham: "te llenaré de bendiciones y haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo" (Gn 22,17). La bendición es premio a la fidelidad en el cumplimiento de la Ley (Dt 28,1-8). Bendición es oración de alabanza y acción de gracias por los favores recibidos de Dios: "Bendice al Señor alma mía, no olvides nunca de sus favores" cantamos con el salmo 103,2.
Esto es lo que hace nuestro texto, exponer y desglosar las bendiciones objeto de acción de gracias. Dos son resultado de la acción del Padre: nos eligió y nos ha destinado a ser sus hijos (v.4). Tres proclaman la acción de Jesús: "Por su sangre nos ha obtenido la redención" (v.7); "Nos ha concedido sabiduría y penetración" (v.8); "Nos ha hecho conocer su designio secreto" (v.9). Una recuerda el don del Espíritu: "habéis sido marcados con el sello del Espíritu" (v.13).
A fin de que el proyecto propuesto llegue al objetivo final será necesario, como hemos visto, la acción de Jesús y del Espíritu. Esto explica la repetida presencia de la fórmula: "En Cristo", Él es el referente porque, por su mediación, han llegado a los creyentes las bendiciones de Dios.
La relación de filiación proclamada al inicio se extiende a todos los creyentes cuando son hechos herederos. Pero la realidad del pecado impide que los seres humanos puedan ser santos e irreprensibles, dificultando, de este modo, que se puedan realizar los planes de Dios. Con la redención por la sangre de Jesús se ha realizado el perdón de los pecados.
A la abundancia de bendiciones responden los creyentes bendiciendo a Dios (v.3). Escuchando la palabra llegan a la fe que les permitirá recibir el sello del Espíritu (v.13), referencia bautismo practicado en las comunidades cristianas.
Domingo 15 durante el año. 12 de Julio de 2015

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