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Por Jordi Llisterri i Boix .

Hoy, la mayoría de medios venden "noticias" al igual que se venden zapatos, refrescos o latas de tomate frito. Por ello, es altamente interesante lo que está pasando con La Noria de Tele5, y no sólo porque parezca que en el circo de Berlusconi crezcan los enanos.

Uno de los problemas que creo más preocupantes del mundo mediático actual es ela su extrema comercialización. Sólo se salvan, y en parte, los medios públicos y los medios especializados con un público fiel. Muchos programas pagan las entrevistas "informativas" para generar contenidos que envuelvan lo que quieren vender sus anunciantes. Dicen que cada sábado por la noche la facturación publicitaria de Tele5 llegaba a medio millón de euros, que ahora han pasado a cero por la polémica en torno a una entrevista de sucesos. No es que la entrevista cruzara una línea roja nunca cruzada antes, sino que en este caso la indignación se ha canalizado hacia lo que toca más la "moral" de las corporacionescorporaciones mediáticas: el dinero. Medio millón de euros.

No sé cómo acabará. Pero tampoco es el más interesante. Lo relevante en este caso es como pone en evidencia cuál es el objetivo final de muchas cosas que nos sirven a la audiencia, una tendencia puramente comercial que la TDT ha llevado a límites insostenibles. Según los manuales de la Facultad, la tele tenía que informar, formar, y entretener. Pues el zapping y la información vehiculada a través de grandes grupos empresariales han lanzado los manuales a la hoguera.

Por lo que nos afecta directamente aquí, quizás uno de los problemas que tiene la información sobre el tema religioso es que no ayuda a vender. El excelentepció es cuando hay sangre o sexo, y en este sentido es muy ilustrativo que la cobertura que hizo La Noria de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid estuviera únicamente focalizada sobre los "violentos" enfrentamientos en la Plaza del Sol.. La adoración eucarística no vende. Demasiado silencio.

Hacer hervir la olla con una monja dedicada a los pobres, con un maestro transmite valoresa sus alumnos, o una señora mayor que reza por sus nietos ... cuesta más. Asimismo, como para ir misa no es cobra entrada-sólo la voluntad y de forma anónima-la Iglesia tampoco está en la lista de anunciantes a los que pasar el plataret. Si los obispos invirtieran en publicidad lo mismo que cualquiera de las grandes empresas de este país, os aseguroo que el tratamiento de los temas religiosos en los medios sería muy diferente. Quizás la Conferencia Episcopal Española le salía más a cuenta eso que perder dinero en aventuras mediáticas imposibles y contraproducentes como La 13.

No hay desenterrar teorías marxistas sobre qué mueve el m & oacute; n, pero que se hable de consumo televisivo ya dice mucho sobre el tema. No nos hemos de olvidar a la hora de consumir y de juzgar a los medios porque muchas veces el criterio es de medio millón de euros.

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