A nadie se le escapa que los momentos que estamos viviendo son de gran trascendencia, y no son momentos fáciles ni lo serán en los próximos meses. Es muy fácil caer en formas de extremismo y formas de acción-reacción ante determinadas declaraciones, eslóganes o actitudes que encienden una u otra de las polaridades confrontadas. Yo creo que corresponde, a los que nos decimos cristianos, no perder de vista que la fraternitat no puede faltar nunca, independientemente del encaje que tenga Cataluña en el conjunto de España. Si Cataluña se convierte en un estado, o un estado federal, o un estado soberano, independientemente del encaje que finalmente tenga en el conjunto de la Península Ibérica, de ninguna manera podemos poner en situación crítica la fraternidad entre los ciudadanos de la península, las relaciones armónicas entre nosotrse, y el sentido de benevolencia y estima mutua. (...)
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