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Domingo IV del tiempo ordinario. Ciclo A
Barcelona, ​​2 de febrero de 2014

Quien se acerque una y otra vez a las Bienaventuranzas de Jesús dará cuenta de que su contenido es inagotable.
Siempre tienen resonancias nuevas.
Siempre encontramos en ellas una luz diferente para el momento que estamos viviendo o sufriendo.
¿Cómo resuenan hoy las palabras de Jesús?

Bienaventurados los pobres de espíritu, los que saben vivir con poco, porque tendrán menos problemas, vivirán con más libertad y estarán más atentos a los necesitados. El día que lo entendamos, seremos más humanos.

Bienaventurados los mansos, los que vacían su corazón de violencia y agresividad. Son un regalo para la sociedad. Cuando todos lo hacemos, podremos convivir en verdadera paz.

Bienaventurados los que lloran al ver sufrir a los demás. Son buena gente. Con ellos se puede construir un mundo más fraterno y más solidario.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, los que no han perdido el deseo de ser más justos ni el afán de hacer una sociedad más justa. En ellos alienta el mejor del espíritu humano.

Bienaventurados los misericordiosos, los que saben y quieren perdonar. Solo Dios conoce su lucha interior y su grandeza real. Son ellos los que mejor nos pueden acercar hacia la reconciliación.

Bienaventurados los que mantienen su corazón limpio de odios, engaños y falsos intereses. Se puede confiar en ellos para construir el futuro.

Bienaventurados los que trabajan por la paz con paciencia y con fe y sin nunca desanimarse, buscando siempre el bien de todos. Los necesitamos para reconstruir la buena convivencia.

Bienaventurados los que son perseguidos por actuar con justicia y responden con mansedumbre a las injurias y ofensas. Ellos nos ayudan a vencer el mal con el bien.

Bienaventurados los que son insultados, perseguidos y calumniados por seguir fielmente la trayectoria de Jesús. Sus sufrimientos no se perderán inútilmente.

Las Bienaventuranzas dejan bien claro que Dios es el único que nos garantiza la felicidad eterna ya en este mundo.

¿No lo has experimentado nunca eso?

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