Pasar al contenido principal

Domingo 3º de Adviento. Ciclo A
Barcelona, ​​15 de diciembre de 2013

Juan había oído hablar de las obras de Cristo.
No se hace mención de las palabras. Las obras se ven. Las palabras se escuchan.
Pero el Evangelio nos dice que el que llama la atención de la gente es lo que cada uno hace, NO lo que cada uno dice.

En los ambientes eclesiasticos
‒ se habla mucho
‒ se predica mucho
‒ se dicen cosas sublimes.
Pero al mismo tiempo y con frecuencia se hacen cosas vergonzosas, indignas, criticables que es mejor ocultar.
Hablar es fácil.

Pero lo que Jesús hizo es comprometerse.
¿Qué hacía Jesús?
Y, sobre todo, ¿qué hacía para que sus obras fueran la prueba de que Él era la solución y la salvación?
El argumento clave que Jesús da, la prueba de que Él aporta no es de carácter sagrado, ni espiritual, ni sobrenatural, ni religioso.
Es algo humano, muy humano:
aliviar las penas
dar vida
ofrecer felicidad
brindar buenas noticias.

No nos acaba de entrar en la cabeza que la solución no está:
‒ en los discursos
‒ en los argumentos
‒ en las teorías y en los dogmas.

Porque sólo la vida es digna de fe, como sólo el amor merece ser creído.
Una obra tan sencilla como poner buena cara en ciertos momentos, una sonrisa de acogida, un silencio oportuno, una mirada de ternura, saber escuchar sin prisas, reconocer que uno se ha equivocado.
Todas estas obras y las que podríamos añadir son la salvación, son esperanza, son mensaje claro, abierto.

Lo más chocante de este evangelio es que Jesús termina diciendo: "Bienaventurado el que no se escandalice de mí."
Yo me pregunto y os pregunto: ¿Cómo es posible que fer felices los que sufren y lo pasan mal sea algo que escandalice?
Porque hay teólogos y catequistas que van diciendo que el sufrimiento es un regalo divino.
Como hay también confesores que enseñan que la enfermedad y el dolor nos acercan a Dios.
Los que piensan y hablan así están convencidos de que la misión de los representantes de Dios no es dar felicidad y vida, sino exigir paciencia y esperanza en la otra vida.

Por ello, hay gente que se escandaliza cuando oye decir que Dios está presente
‒ en la alegría de vivir
‒ en la felicidad del amor humano
‒ en el gozo de sentirse bien.
Jesús nos avisa hoy que hay que estar en guardia contra los escándalos de estos insoportables carcas.

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.