Pasar al contenido principal
Por Jordi Llisterri i Boix .

Ya me perdonarán que empiece recordando una canción que cantaba en catalán: “Quan pressentim veient la branca nua / que malgrat tot l’ametller florirà. / Quan esperem al cor de la nit crua / la nostra alegria ningú no ens la prendrà, la nostra alegria ningú no ens la prendrà” ["Cuando presentimos viendo la rama desnuda / que a pesar de todo el almendro florecerá. / Cuando esperamos en el corazón de la noche cruda / nuestra alegría nadie nos la podrà quitar, nuestra alegría nadie nos la podrà quitar"]. Era la clásica canción que se cantaba en los grupos, parroquias y movimientos más kumbayás hace unos años. Y la he recordado nada más empezar a leer la Evangelii Gaudium de Francisco. En el número 5 de la exhortación apostólica cita la referencia de Juan 22, 16 que da pie a la canción: "y nadie os podrá quitar vuestra alegría".

Y habiendo leído el documento pontificio todavía nos la pueden quitar menos. Se acaba "la noche cruda". Porque yendo avanzando por el texto encontraba precisamente muchos de los elementos que aquella iglesia que cantaba canciones kumbayá aplicaron en su momento a raíz de la explosión del Vaticano II. Simplificando, -y con todos los defectos que también tenía- una iglesia como la que pide Francisco de centralidad en el Evangelio, de compromiso con la justicia, más preocupada por las personas que por las normas, arraigada en su país, y participativa. Una propuesta que, como dice Francisco, no "habla más de la ley que de la gracia, más de la Iglesia que de Jesucristo, más del Papa que de la Palabra de Dios". En esto nos formaron muchos sacerdotes que ahora se han ido retirando, en este "olor de Evangelio".

Esta es la primera impresión. Pero el documento de Francisco es mucho más. Lo ves cuando se te acaba la tinta del boli rojo después de tanto subrayar: es una verdadera exhortación. La verdadera reforma que propone Francisco es un cambio de actitud. Y aquí ya no hay sólo una crítica a un modelo rígido y caduco de una determinada Iglesia. Hay una llamada mucho más exigente, que afecta a progres y carcas. Una conversión que es muy dura y radical.

La verdad es que en el texto no hay muchas cosas que repasando las homilías de Santa Marta o los discursos de la JMJ no hubiéramos oído antes. Pero todo recopilado (incluso un poco desordenado) en un documento del magisterio, provoca un cierto vértigo.

Hay que leer pausadamente el documento y dejar de lado los titulares. Porque la crítica devastadora al sistema financiero es tanto o más radical que la exigencia de lo que pide a los cristianos. Las interpelaciones directas más contundentes las hace cuando habla del compromiso con los pobres -"Nadie debería decir que se mantiene lejos de los pobres porque sus opciones de vida implican prestar más atención a otros asuntos"-, y cuando habla del compromiso social por la justicia - "Esta no es la opinión de un Papa ni una opción pastoral entre otras posibles, son indicaciones de la Palabra de Dios tan claras, directas y contundentes que no necesitan interpretaciones que les quiten fuerza interpelante"-.

Con este texto Francisco deja claro que su reforma no consiste sólo en lanzar una bomba atómica contra el integrismo católico como ha hecho hoy y que tanto nos excita. O situar la iglesia como una fuerza de resistencia a las derivas del sistema financiero que tan aplaudido será por altermundistas. Que ya es gordo. Sino que pide una conversión radical de todos los que se atreven a ponerse el apellido de cristianos. Como dice Francisco, "un mensaje tan claro, tan directo, tan simple y elocuente, que ninguna hermenéutica eclesial tiene derecho a relativizar". Y eso, sí que es aún más gordo.

Y llegados aquí sólo nos queda volver a empezar el texto para centrarnos en la alegría que nos propone Francisco y que "nadie nos podrá quitar". Sin esta alegría, todo lo demás es imposible.

Grupos

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.