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Domingo XXXIV del tiempo ordinario. Ciclo C
Barcelona, ​​24 de noviembre de 2013

El evangelista Lucas describe, con acentos trágicos, la agonía de Jesús en medio de las burlas y bromas de los que lo rodean.
Nadie parece valorar su gesto.
Nadie ha captado ni valorado su amor hacia los más desgraciados.
Nadie ha visto en su rostro la mirada compasiva de Dios en la persona humana.

Desde una cierta distancia, las autoridades religiosas y el pueblo se burlan de Jesús haciendo muecas: "A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si es el Mesías!".
Los soldados de Pilato, al verlo sediento, le ofrecen un vino avinagrado muy popular entre ellos, mientras se ríen de él: "Si eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo! "
Y lo mismo le dice uno de los delincuentes crucificado con Él: "No eres el Cristo, tú? Sálvate a ti mismo!".
Hasta tres veces repite Lucas la burla: "Sálvate a ti mismo!"

¿Qué Mesías puede ser éste si no tiene poder para salvarse a sí mismo?
¿Qué clase de Rey puede ser?
¿Cómo va a salvar a su pueblo de la opresión de ​​Roma si no puede escapar de los cuatro soldados que vigilan su agonía?
¿Como puede estar Dios de su parte si no interviene para liberarlo?

De pronto, en medio de tantas burlas, una invocación: "Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino!"
Es el otro delincuente que reconoce la inocencia de Jesús.
Jesús le responde a continuación:"Hoy estarás conmigo en el Paraíso."

¿Qué sería de nosotros si el Enviado de Dios buscara su propia salvación escapando de esta cruz que le une para siempre a todos los crucificados de la historia?
¿Cómo podríamos creer en un Dios que nos dejara hundidos en nuestra culpa y en nuestra impotencia ante la muerte?

Hay muchos que también hoy se burlan cruelmente del Crucificado.
No saben lo que hacen.
No lo harían con un Che Guevara ni con un Martin Luther King.
Se están burlando del hombre más humano que ha dado la historia humana.

¿Cuál es la actitud más digna ante este crucificado, revelación suprema de la vecindad de Dios en el sufrimiento humano: burlarse de Él o invocarlo con fe y gratitud?

Lo dejo a su atenta consideración:
¿Burlarse o invocarlo?

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