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Por La puntada .

Editorial La Aguja 86

Como al conjunto de la sociedad catalana, en la redacción de La Aguja hay que somos independentistas y otros no lo somos. Y como al conjunto de la sociedad catalana, diversidad de ideologías no significa necesariamente división, ni mucho menos, confrontación. Donde sí coincidimos es en la necesidad y la normalidad democrática que debe suponer paralos ciudadanos de un país poder votar y decidir. ¿Por qué da miedo, un referéndum? Y al mismo tiempo, coincidimos en subrayar todos aquellos factores positivos que, como una lección de la ciudadanía, se nos transmiten en toda la movilización en Cataluña, ya sea por el derecho a decidir, o en favor de la independencia.

La ciudadanía, que parecía dormida, ha salido a la calle. Gente con diferencialests puntos de vista se dan la mano y la sociedad civil es capaz, por primera vez, de adelantarse a los líderes políticos y tomar la iniciativa. La manifestación del Once de Septiembre del año pasado y la cadena humana de esta Diada han brillado por la buena organización y también porque han nacido de la base, de la gente. Conseguir debate, reflexión y movilizaciónzación en un proceso pacífico y dialogante es una primera gran meta alcanzada. Consiguió convertir la reivindicación en fiesta ciudadana, reuniendo las diferentes generaciones en una misma causa, es también un éxito. Asimismo, también nos podríamos preguntar cómo se ha generado este crecimiento del sentimiento independentista. El fomento del odio contra Cataluña y la represión dee la lengua catalana que tanto ha cultivado el PP desde el gobierno sólo han sido la gota que ha colmado el vaso, después de que la memoria colectiva no ha borrado aquellas palabras de Zapatero: "Aprobaré el Estatuto que salga del Parlamento de Cataluña ". En definitiva, las mentiras y el odio, junto con el desequilibrio evidente de las balanzas fiscales, han hecho que los ciudadanos hayan mobilzado para decir basta, y teniendo también presente que junto con las reivindicaciones de país, ha aflorado también la reivindicación de justicia social tan necesaria, en un contexto de estrangulamiento económico, social y laboral cada vez más grave.

Otro factor que no queremos pasar por alto es el liderazgo femenino en estos movimientos sociales y de país: Carme Forcadell, presidenta del ANC; Ada Colau, al frente de la PAH, Teresa Forcades, el Proceso Constituyente; Itziar González, con el proyecto Parlamento Ciudadano, o Muriel Casals, presidenta de Òmnium, son algunos ejemplos. Dicen que el liderazgo de las mujeres se enfoca más hacia los equipos, consiguiendo más motivación y sentimiento de pertenencia, mientras que el liderazgo de los hombres se enfocaademás objetivos. Ahora mismo, no podemos saber exactamente hacia dónde vamos los catalanes y las catalanas, pero sea como sea, si nos hacemos corresponsables del futuro de Cataluña, si defendemos juntos más justicia social, si escuchamos más la voz de las mujeres y si aprendemos que nos podemos dar las manos a pesar de ser diferentes, podremos avanzar hacia un futuro mejor.

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