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Por Jordi Llisterri i Boix .

Teniendo un poco de mili hecha en seguir actos inaugurales, conferencias e intervenciones varias puedo afirmar que si no pudieron asitir se perdieron un buen acto de inicio de curso de la Fundación Joan Maragall con Mónica Terribas.

No es una sorpresa su capacidad comunicativa pero lo más interesante ha sido la lectura que ha hecho de lo que está representando el papa Francisco para la Iglesia. Resumiendo: está encantada con el nuevo papa. Es un mérito de la conferenciante la buena lectura que ha hecho, pero sobre todo es una muestra más de que a este papa a menudo se le entiende más fuera de los ambientes eclesiásticos que lo que quieren entender determinadas jerarquías. Esta es una buena explicación de por qué el papa Francisco está acaparando tanta presencia en los medios de comunicación. Tan simple como difícil de conseguir: "porque se le entiende". Una buena descripción de una periodista, es decir de un observador de la realidad. Y un papa que ha entendido perfectamente que en el siglo XXI también se debe llegar a la gente a través de los medios de comunicación, uno de los principales agentes actuales de socialización.

El lenguaje comprensible de Francisco, ha explicado Terribas, ha roto la dinámica en la que hasta ahora se movía la mayor parte de la comunicación de la Iglesia. Una doble realidad que a menudo se contrapone: la dinámica real de la vida de los cristianos versus la comunicación institucional. Por no hablar del ejemplo que ha puesto -sin citarlo directamente- refiriéndose a La 13TV y a la manía de algunos obispos de hacer política a través de sus medios, como uno de los principales factores distorsionadores de la comunicación de la Iglesia en nuestro país.

Unas afirmaciones que eran visiblemente acogidas con la cabeza por el cardenal Martínez Sistach desde la presidencia del acto. Lástima que después no ha aprovechado el momento para desautorizar cardenaliciamente el escándalo de lo que está haciendo La 13TV con la complicidad de la Conferencia Episcopal Española. No tengo ninguna duda de que comparte el diagnóstico, pero una palabra nos habría reconfortado. Ya me perdonarán, pero la comunión con los propios diocesanos creo que está por encima de una comunión silenciosa con algunos obispos de la Conferencia Episcopal. No deberíamos esperar que sea una franciscana Terribas la que nos venga a decir que lo pasa con La 13TV es pecado.

Los cambios de paradigma como el que está generando el papa Francisco no se hacen en cuatro días. Cierto. Pero a pesar de lo que está pasando, la conferencia en la Fundación Joan Maragall ha puesto de manifiesto que todavía está demasiado instalada en la jerarquía eclesial la visión de los medios de comunicación como una simple correa de transmisión más del mensaje de la jerarquía de la Iglesia (y en muchos casos sólo a mayor gloria de la jerarquía). No como instrumentos de diálogo y acercamiento a la sociedad.

Como ejemplo todavía no me consta ningún eclesiástico con Twitter que algún día se digne a responder un tuit. Continua siendo un mensaje unidireccional, lo más anti red social que existe. Entiendo que un obispo no se debe pasar el día twiteando. Pero decir algo de vez en cuando esperando sólo que escuchen no es hacer red ni ser social. Por no hablar de lo que he oído tantas veces: agradecer a los medios, también a los que no dependen de la Iglesia, que ayudemos a transmitir la Buena Nueva. No. Los medios no somos transmisores. Deberíamos ser relatores. Un relato que nunca será neutro. Pero nunca se les debería concebir como un espacio para impartir doctrina. Y, a esto, aún no hemos llegado. Pero por lo menos ya tenemos un pontífice que no pontifica sino que habla a la gente. Que comunica.

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