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Por La puntada .

La Puntada 85, Editorial

La crisis económica ha hecho surgir o resurgir una serie de palabras-trampa, con connotaciones diferentes a la realidad. Por ejemplo, innovar o reinventarnos (que sería pretender que mágicamente tengamos ideas geniales que nos salven individualmente de la crisis), austeridad (en realidad, estrangulamiento económico de la ciudadanía), movilidad geográfica (en realidad, exilio forzado por motivos de trabajo), flexibilidad del mercado laboral (despido fácil y barato), facilitar la creación de empresas (rebajar requisitos ambientales y sanitarios) ... Incluso se inventan palabras nuevas, como el "lapa", para provocar problemas y enfrentamientos donde no debería haber, y como si no hubiera otras preocupaciones. De eufemismos y cinismos hay en todos los ámbitos, también en los anuncios publicitarios de la banca, como la "Tarjeta Cataluña Solidaria" de CatalunyaCaixa, ("¡Solidaria!") O el lema del precioso anuncio de CaixaBank "Si tú confías en él, nosotros también ", que en realidad quiere decir" Si avalas tu hijo emprendedor, nosotros le daremos crédito"... (¡Qué generosidad! Nada que perder y mucho que ganar por parte del banco). Pero no todas las palabras son necesariamente negativas. Si hablamos de emprendimiento, es una actitud positiva y necesaria.

Desde la perspectiva de la izquierda, ¿cómo entendemos el emprendimiento? El objetivo social fundamental desde la izquierda es el bien personal y de la comunidad. Entendiendo por bien el desarrollo físico, biológico, emocional, psicológico, racional, ético, estético, social y espiritual de las personas. Y en la tradición de la izquierda esto debe ser para todos. Una finalidad que conecta perfectamente con las bienaventuranzas proclamadas por Jesús y con una especial predilección por los más desamparados que nos deben guiar en la búsqueda de la felicidad de paz, justicia, libertad, cultura, trabajo y pan para todos.

El emprendedor o emprendedora sabe sacar adelante un proyecto complejo y, desde la izquierda, la persona debe poner esta capacidad al servicio de un proyecto constructivo para la comunidad, colaborativo-sumando o teniendo en cuenta los otros proyectos que buscan este servicio, y todo ello para satisfacer las necesidades de la mayoría de las personas y de las minorías más desvalidas (enfermos, discapacitados, ancianos, niños, mujeres ...), y para el cuidado de la vida de esta tierra, casa, madre y sostenedora de todos. No son utopías irrealizables: actualmente empresas que están creciendo, y gracias a la conciencia social, tienen este espíritu. Por tanto, el emprendimiento, acompañado de cooperación, trabajo colectivo y de una actitud socialmente positiva, debe estar por las personas y su bien, en todos los ámbitos de sus relaciones: con uno mismo, con los otros, con la sociedad, con la naturaleza y con Dios. Es así una opción de presente y futuro para la humanidad.

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