La parroquia de San Antonio María Claret se encuentra en el barrio leridano de Balàfia. Fue construida entre 2004 y 2006 a partir del proyecto y bajo la dirección del arquitecto Josep Anton González y Ribas, un arquitecto del barrio que conoce bien la comunidad Claretiana y sus objetivos y que trabaja en el Gabinete Pueyo Asociados.
La iglesia, que se encuentra todavía en la primera fase del proyecto, utiliza un lenguaje arquitectónico actual haciendo el edificio sensible a lo que le rodea. Esta primera fase está formada por cinco cuerpos de geometría y volúmenes diferentes que contienen el vestíbulo, el campanario, la iglesia, la capilla del Santísimo y la sacristía.
El exterior está construido con ladrillo cerámico visto y hormigón con cubierta de chapa metálica. El campanario, que para serlo de verdad debería tener campanas, con la austeridad del hormigón armado es un testigo mudo y elocuente a la vez que señala y orienta.
El interior potencia la luminosidad y la simplicidad de formas con superficies de acabados lisos con predominio del blanco y de la madera de haya, y de grandes aberturas de vidrio, cobijadas del exterior, que le dan ligereza al conjunto y consigue un templo acogedor que permite estar cerca de la gente, tal y como comenta el P. Nemesi Solà que es su rector desde hace más de 25 años.
El altar mayor está hecho con la rueda de moler de un molino procedente de Ulldecona de comienzos del S XIX y descansa sobre un rodillo estriado proveniente de la Segarra. Otras piedras de molino y rodillos y trillos de las Garrigues y de la Segarra se encuentran en diferentes lugares del templo. También podemos encontrar a Cristo, en una pequeña y esbelta cruz procesional que proviene de Sallent, de la casa del P. Claret.
El retablo central es obra de MinoCerezo Barrero, colaborador durante años en Brasil del obispo Pere Casaladàliga y llamado "pintor de la liberación" porque ha trabajado codo a codo con los teólogos de la liberación. Representa a Jesús con dos discípulos, en Emaús, un hombre y una mujer en el momento de partir el pan. Tiene unas dimensiones de tres metros de ancho por tres de alto.
Una terracota de María de Nazaret que hace presente en el templo la figura de la madre de Jesús, es obra del también claretiano José Vilarrubí que actualmente vive en Sallent. La manera en que el escultor representa a María con esta obra - a la que puso el título de "Aquí estoy, Señor"-, destaca por su modernidad, y se propone expresar plásticamente cómo ella vive en el Corazón su respuesta al proyecto de Dios: las manos abiertas, el rostro atento, caminando adelante, con un gesto audaz y a la vez sereno. Como dice su autor "ojalá al contemplarla, nos sintamos conducidos por María a vivir su actitud de disponibilidad, de confianza y valentía ante la misión que Dios nos confía".
Ciertamente es una imagen de María muy hermosa pero nada convencional y comenta el P. Nemesio que al contemplarla, una feligresa, le preguntó: - Y esa chica ¿quién es?
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Los ventanales, orientados al este, tienen unas vidrieras con las estaciones del viacrucis, hechos a partir dedibujos de Cerezo y pintados de forma desinteresada por el taller de manualidades de la Vocalía de la Mujer del Centro Cívico de Balàfia.
La forma de las aberturas de los ventanales nos recuerdan los de la Capilla de Notre Dame du Haut, de Le Corbusier.
La capilla del Santísimo tiene un mosáico realizado por las Hermanas de Sant Benet de Montserrat, en el sagrario, y uno que representa al Padre Claret. Estos mosáicos ya estaban en la iglesia anterior que la comunidad claretiana de Lleida tuvo en el barrio de Balàfia, al lado de la sede de su comunidad.
Cabe destacar que la iglesia dispone de un "ploraner" o "llorón", un espacio para que las familias con niños pequeños puedan participar de la celebración eucarística sin pasarlo mal si los niños hacen ruido, juegan, corren, ríen o lloran.
Mi pequeña aportación a este templo parroquial ha sido el diseño y construcción del ambón del altar mayor recogiendo los elementos constructivos del templo: el acero, la madera de haya y la piedra de las Garrigues, en cuanto a materiales y la forma de los ventanales con respecto a las 4 aberturas frontales que hacen referencia a los cuatro evangelios que se proclaman desde este espacio. Y también otros muebles de forja para la capilla del Santísimo.
Todo el conjunto formado por los espacios y las aberturas, la disposición de los bancos en relación al altar, la luminosidad, la sonoridad, la decoración, las creaciones artísticas y las personas que acompañan y forman la comunidad, hacen de este templo un oasis que invita a la oración, a la celebración gozosa y al encuentro con los hermanos y que invita también a salir afuera a llevar la Buena Nueva.
Que por muchos años la comunidad claretiana pueda continuar trabajando en las tierras leridanas donde lleva ya cerca de 130 años de presencia misionera.
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