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Homilía del papa Francisco en la Casa de Santa Marta 4 de mayo de 2013
Las armas que tenemos para defendernos del odio del mundo son la humildad y la bondad. Es lo que ha subrayado el Papa Francisco centrando su homilía sobre la lucha entre el amor de Jesús y el odio del príncipe del mundo. El Papa ha recordado que el Señor nos dice que no tengamos miedo porque el mundo nos odiará como le odió a Él:

"El camino de los cristianos es el camino de Jesús. Si nosotros queremos ser seguidores de Jesús, no tenemos otro camino: el camino que Él nos enseñó. Y una de las consecuencias es el odio, el odio del mundo, y también del príncipe de este mundo. El mundo amaría lo que es suyo. 'Os he elegido yo, del mundo'. Es Él quien nos ha liberado del mundo, quien nos ha elegido: ¡pura gracia! Con su muerte, con su resurrección, nos ha liberado del poder del mundo, del poder del diablo, del poder del príncipe de este mundo. Y el origen del odio es éste: que estamos salvados. Y aquel príncipe que no lo quiere, que no quiere que hayamos sido salvados, odia ".

Por ello, desde los primeros tiempos de la Iglesia, el odio y la persecución llegan hasta hoy. Hay "muchas comunidades cristianas perseguidas en el mundo - ha constatado amargamente el Papa -, en nuestros días más que en los primeros tiempos: hoy, ahora, en este día y en esta hora". ¿Por qué sucede esto? Se pregunta Francisco. Porque "el espíritu del mundo odia". Y a partir de ello deriva una advertencia siempre actual:

"Con el príncipe de este mundo no se puede dialogar, ¡y que esto quede claro! Hoy el diálogo es necesario entre nosotros, es necesario para la paz. El diálogo es una costumbre, es una actitud que nosotros debemos tener entre nosotros para escucharnos, entendernos ... y debemos mantenerlo siempre. El diálogo nace de la caridad, del amor. Pero con aquel príncipe no podemos dialogar: sólo podemos responder con la Palabra de Dios que nos defiende porque el mundo nos odia. Y tal como hizo con Jesús, lo hará con nosotros: 'Hazlo, haz esto, venga, una pequeña estafa ... no es nada, es pequeña ... ', y empieza a llevarnos por un camino que es no muy adecuado. Esto es una mentira piadosa: 'hazlo, hazlo, hazlo, no pasa nada', y comienza siempre con poco, ¿no? Y: 'Va ... tú vales, vales: puedes hacerlo '. Es halagador, y con los halagos nos enternece. Lo hace de esta manera. Y nosotros caemos en la trampa ".

El Señor, continuó el Papa, nos pide que seamos ovejas, porque si alguien deja de ser oveja ya no tiene "un pastor que te defienda y caes en las manos de estos lobos":

"Ustedes pueden preguntar: 'Padre, ¿cuál es el arma para defenderse de estas seducciones, de estos fuegos artificiales del príncipe de este mundo, de estos halagos?' El arma es la misma arma de Jesús: la Palabra de Dios- no dialogar con el tentador- sino siempre la Palabra de Dios y luego la humildad y la bondad. Pensamos en Jesús durante su Pasión. Su profeta dice: 'Como un cordero que va al matadero'. No grita, nada: la humildad. Humildad y bondad. Estas son las armas que el príncipe del mundo no tolera, porque sus propuestas son propuestas de poder mundano, propuestas de vanidad, propuestas de riqueza mal adquiridas, son propuestas de este tipo ".

Hoy, ha continuado el Papa, "Jesús nos hace pensar en ese odio que tiene el mundo contra nosotros, contra los seguidores de Jesús". Nos odia, remarcó, "porque Él nos ha salvado, nos ha liberado". Y pensamos en "las armas para defendernos", ha añadido: ser siempre ovejas "porque así tenemos un pastor, y siendo ovejas somos gente buena y humilde". Francisco ha terminado invocando la Virgen para que "nos ayude a llegar a ser humildes y buenos en el camino de Jesús".

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