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Por Josep Gallifa .

Continuemos con la anterior descripción de carácter histórico en la que habíamos explicado cuál era el ideal del Dr. Lluís Urpí con la fundación de la Escuela de Magisterio del Sagrado Corazón. En concreto ahora resumiremos, siguiendo también la exposición del libro de la Dra. Mariàngels Riera (1), otro momento clave en el desarrollo de la escuela, que es cuando tomó la configuración de Escuela Universitaria del Profesorado de EGB, adscrita a la Universidad de Barcelona y adoptó el nombre de Blanquerna.

Habíamos visto en el artículo anterior como ideal del Dr. Urpí era el de fundar la Escuela de Maestros y que ésta fuera singular y única en la diócesis y de gran calidad académica, a semejanza de las universidades católicas, inspirándose tal vez en la Universidad del "Sacro Cuore" de Milán. Sin embargo en esos mismos años se fundaron muchas escuelas de maestros de la Iglesia en España y también en Cataluña promovidas por órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza, en aplicación de la Ley de educación primaria del 1945.
La Escuela de Maestros del Sagrado Corazón estableció pronto contactos y colaboraciones con alguna de estas otras escuelas. Por ejemplo con la Escuela Normal que los Hermanos de La Salle tenían en Cambrils o con la Escuela Normal San Juan Bosco, que los Salesianos tenían en Sentmenat. Hubo, como explica con detalle Mariàngels Riera en su libro, una confluencia entre estas dos escuelas normales con la del Sagrado Corazón, que cristalizó en unos años en la Escuela de profesorado de EGB, que tomó el significativo nombre de Blanquerna y s'adscribió, de acuerdo con la nueva legislación, a la Universidad de Barcelona como Escuela Universitaria, en aplicación del desarrollo de la Reforma Educativa de 1970. En unos pocos años se fue configurando una junta de titularidad de la Escuela, con la presencia de las más relevantes órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza en Cataluña, junto con la diócesis de Barcelona. El hecho de la necesidad de convertirse en Escuela Universitaria comportó exigencias académicas que otras escuelas más pequeñas no pudieron cumplir, convirtiéndose Blanquerna la única referencia de formación de maestros de la Iglesia dentro del panorama de la educación superior, como habrían seguramente querido sus fundadores Dres. Modrego y Urpí.
Fué muy importante el trabajo y dedicación a lo largo de esos años de muchas personas. No se pueden citar todas las personas que hicieron una contribución decisiva, pues una institución es siempre un proyecto colectivo, compartido por muchas personas, sean directivos, profesorado, PAS, alumnos y exalumnos. Una descripción detallada de todas las personas clave la encontramos en el libro de la Dra. Riera. Sin embargo sí que hay que citar los nombres de los directores. Después del Dr. Urpí fueron directores de la escuela el Dr. Miquel Meler, el Prof. Ramon Farrés y el Prof. Francesc Riu. También fue decisiva la dedicación de los delegados de enseñanza del obispado, de quien dependía la titularidad: los Dres. Joan Bada y Salvador Pié. También hay que citar los directores catedráticos de la UB en la etapa de la adscripción universitaria: El Dr. Jaume Brufau, y el Dr. Joaquim M. Aragó, así como los directores adjuntos en esa misma época de adscripción universitaria los Profs. Jaume Bayó y Andreu Oliveras. Todas estas personas tuvieron papeles clave, junto naturalmente a muchas otras personas, hasta llegar a finales de los 80, en que la Escuela Universitaria del Profesorado de EGB Blanquerna fue centro fundador de la Universidad Ramon Llull, entrando ya en una etapa diferente.
En este momento de confluencia en Blanquerna de las diferentes escuelas de maestros y órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza, en el marco de la colaboración diocesana, marcada eclesialmente por la huella del Concilio Vaticano II, y académicamente por el carácter de adscripción universitaria, se da otro hecho muy relevante para la evolución de la Escuela: La adopción de la metodología de la educación personalizada.
En que consiste esta metodología y cómo se implantó en Blanquerna? Sin entrar en detalle, Mariàngels Riera expone como los hermanos de la Salle habían conocido la perspectiva de Pierre Faure, un jesuita francés que trataba de reforzar la individualización al tiempo que la socialización con los niños/as en el aula, en una línea personalista. Otras aportaciones a la personalizació fueron las de María Ángeles Galino o Víctor García Hoz, pedagogo influyente en la Ley General de Educación de 1970. En la práctica esta visión tuvo poca trascendencia en aquel momento en la escuela, pero sí que la tuvo en las escuelas de maestros de la Iglesia, por aportación, como hemos expuesto de la Salle, sobre todo del Hno. Emiliano Mencía, que presidió el CENIEC a partir de 1969. En Blanquerna adoptaron la metodología de la educación personalizada los directores Dr. Miquel Meler y el Hno. Ramon Farrés. La aplicación en Blanquerna de la metodología personalizada no buscaba seguir unas normas fijas, sino una constante renovación pedagógica y adaptación creativa, como explicó Farrés en un acto con motivo de los 60 años de Blanquerna. Así se instauró en la escuela un estilo pedagógicamente innovador y creativo, una huella personalizadora, que han ido continuando hasta el presente.
También Blanquerna fue innovadora en aquellos años en la Formación Permanente. El curso 76/77, siendo coordinador de la Formación Permanente el P. Francesc Riu, se organizó un seminario "La escuela cristiana que queremos" que estuvo, explica Mariàngels Riera, en el origen del Secretariado de la Escuela Cristiana. Así pues en los años iniciales centrados en la calidad e impulsados ​​por su primer director Dr. Lluís Urpí, se pasa en esta nueva etapa a esta colaboración generalizada de las órdenes religiosas, adoptando la metodología personalizada, con un plan de estudios avanzado, y unas prácticas formativas e innovadoras. Todo ello en el contexto universitario de aquellos años. Esto en buena parte explica una etapa de crecimiento y consolidación de la escuela y de adquisición de un notorio prestigio.
La concesión reciente a Blanquerna del Premio Catalunya Educació, en época del conseller Maragall o de la Creu de Sant Jordi por parte del anterior gobierno, muestran el reconocimiento de la sociedad y de los sectores educativos a la tarea de Blanquerna durante muchos años. Reconocimientos plurales y desde la sociedad civil.
Hemos querido en estos sencillos escritos recordar brevemente, a partir de la lectura del libro de Mariàngels Riera, como fueron los orígenes de Blanquerna y rendir de esta forma un pequeño homenaje, recuerdo y agradecimiento a sus fundadores.

Referencia:

1. Riera, Mariàngels (1998). Les arrels de Blanquerna. Història de l’Escola de Magisteri Sagrat Cor (Blanquerna) 1948-1978. Barcelona: Fundació Blanquerna

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