La arrogancia y la obsesión por el poder y para ocupar los primeros lugares en la comunidad puede derivar en una actitud discriminatoria y marginadora por fuera y escandalosa por quienes desde los lugares humildes sirven y trabajan para la comunidad.
ARROGANCIA ESCANDALOSA
La lectura litúrgica del evangelio de este domingo (9,38-43.45.47 s) hace una elección de versículos de un pasaje, que tiene dos partes: la queja de Juan por la actividad exorcista de uno, que no es del grupo y las contundentes advertencias de Jesús sobre el peligro del escándalo. Para comprender bien este texto, hay que tener presente lo que Marcos ha ido exponiendo, a partir del comienzo del capítulo noveno: narración de la transfiguración; imponeribilitat los discípulos de curar un chico poseído, segundo anuncio de la muerte y la resurrección y discusión entre los discípulos sobre quién es el más importante.
Hay que leer la pregunta de Juan teniendo presentes dos momentos anteriores del texto de Marcos. Uno es el don del poder sobre los espíritus malignos, conferido a los doce en ser enviados a predicar (6,7), el otro el ya mencionado fracasolos discípulos por no poder curar un chico poseído de un espíritu maligno. Los discípulos enviados no son capaces de hacer lo que Jesús les ha encomendado y en cambio se encuentran con que lo hace uno que no es de su grupo. ¿Qué ha pasado aquí? Seguramente pesa la conversación sobre quién es más importante. Esta conversación pone de manifiesto el afán por el poder, y el interés por ocupar los primeros lugares en una organización bien jerarquizada. Este engreimiento de los discípulos lleva a Juan a quejarse de que el exorcista desconocido no les sigue a ellos. Aquí radica el error porque el seguimiento debe hacerse a Jesús. Sólo desde una situación de poder pueden los discípulos erigirse en objeto de seguimiento y sólo desde esta situación es inadmisible admitir que uno que no es del grupo pueda sacar demonios.
Así se entiende la respuesta de Jesús. En contra la exclusión, Jesús contrapone la hospitalidad que se puede expresar en el gesto tan simple y sencillo como el hecho de dado un vaso de agua.
Tras la respuesta de Jesús siguen las advertencias sobre la gravedad del escándalo. ¿Quiénes son estos pequeños? Muchos comentaristas se inclinan por pensar que se trata de los miembros de la comunidad, que tienen una fe débil. La conversación sobre la importancia nos vuelve a dar la clave de respuesta. La causa del escándalo no es de materia sexual como a menudo se ha dicho. Son las ambiciones de poder las que pueden causar un gran escándalo en los que han hecho la opción del servicio desdelos lugares sencillos y humildes de la comunidad. Los pequeños están reflejados en el criadito (algunas traducciones hablan de niño) del v. 36, prototipo del discípulo servidor, contrario a lo que sólo impacienta para ocupar los puestos más importantes.
La advertencia de Jesús es muy severa. Lo indica la triple repetición de la amenaza, el castigo severo reservado a quienes escándaloitzen y la implicación de tres miembros importantes del cuerpo humano, relevantes y definitorios del ser y la persona. Esta fuerza significativa viene avalada por textos del Antiguo Testamento. Que el pie puede simbolizar la conducta lo muestra el salmo 26,12: "Mis pies van por el camino derecho", que la mano es símbolo de operatividad y acción se ve en el libro delÉxodo en el episodio del paso del mar Rojo: "Moisés extiende la mano" (Ex 14,27); que los ojos indican hacia donde se dirigen las intenciones humanas lo sugiere el salmo 141,8: "Señor, Dios mío a tú giro mis ojos, en ti me refugio, no me dejes morir ". Cualquier dimensión de la persona, por tanto, puede verse implicada en el escándalo.
El castigo no es menos severo. Marco se vale de una imagen, que hizo suya la literatura apocalíptica. La Gehena que estaba en el valle de Himnon, al sur de Jerusalén, en tiempos de Acaz se habían hecho sacrificios humanos y luego se quemaban la basura. Lugar por tanto, de impureza y destrucción. Para un judío no podía haber lugar de castigo peor.
Domingo 26 de ordinario
30 de Septiembre de 2012
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