Una gran diversidad de proverbios fue agrupada con el fin de formar funcionarios y jóvenes, hijos de las ricas familias de Israel. La sabiduría es personificada como una anfitriona que ofrece comida, símbolo de conocimiento a los que no la tienen, como explica Josep M. Solà en el comentario semanal de las lecuras de este domingo.
LA ANFITRIONA SABIDURÍA
La organización administrativa de los grandes imperios de la antigüedad, vecinos de Israel, implicaba la existencia de un gran número de funcionarios dedicados a hacer funcionar con eficacia la economía y la gestión judicial. Para ejercer con efectividad estas tareas, había fueran dotados de una formación al más alto nivel. Estos funcionarios, además del arte de la escritur a-eran los escribas-, debían poseer un conocimiento de las cosas y el comportamiento de las personas, que les hiciera capaces de emitir juicios imparciales. Se les exigía una rectitud moral, a fin de que, en los asuntos económicos, no quedaran atrapados en la corrupción. En las escuelas de funcionarios, cercanas a los círculos de la dirección imperial, se copiaban los textos necesarios para esta formación.
Israel imitó a los imperios vecinos y creó su propia colección de libros para la formación, También de funcionarios y para que fueran los libros de texto en los centros de formación de los jóvenes de las familias ricas de Israel. Ante el programa cultural, iniciado por los Ptolomeos, que velaba para que surgieran bibliotecas donde hubiera las grandes obras de los clásicos griegos, Israel creó su propia colección de escritos, "ketubim", que, junto con la Torá y los Profetas, formó el tercer grupo de libros de la Biblia. Dentro de este conjunto se encuentra el libro de los Proverbios del que leemos un breve fragmento (9,1-6) en la primera lectura de este domingo.
Dicho fragmento pertenece a la primera parte del libro (1-9) donde en medio de una decena de discursos, se le solapanen otros tres (1,22-33; 8,3-31; 9,4-6) donde la sabiduría personificada dirige a la humanidad en general y en concreto a los ignorantes. La lectura litúrgica pertenece al tercero de estos discursos.
La protagonista es la sabiduría, figura que puede estar inspirada en la diosa egipcia Maat, hija querida del dios Ra. Como ella, segurora el orden cósmico y social, la armonía de las relaciones humanas mediante la justicia, otorga la vida a quien la sigue y se preocupa de abrir al conocimiento a quienes no lo tienen, pero, a diferencia de la diosa egipcia, la sabiduría en Israel no es una divinidad, sino una criatura del Señor (Pr 8,23). Más bien apunta a la versión en femenino de laanfitrión de un simposio griego, que ofrece comidas exquisitas y deliciosas bebidas a quienes, después de la comida, leen poesías y hablan de filosofía y elevados temas de conocimiento.
En el texto de Proverbios los invitados por la sabiduría no son los ricos y cultivados amigos del anfitrión, sino los iletrados y los que no tenen entendimiento. Aquí se cumple una de las funciones primordiales de la sabiduría: dotar de conocimiento a los que no tienen. Su tarea está dotada de plenitud y perfección como lo sugiere el número de las 7 columnas de su palacio. A menudo, en la Biblia, la comida es símbolo de instrucción y conocimiento. En el relato de Génesis (3,1-7), de notable influencia sapiencial, comer elfruto del árbol, que está en medio del jardín, aporta el conocimiento del bien y del mal. En el libro del Deuteronomio se dice que toda palabra, que sale de la boca de Dios es alimento para el ser humano. (8,3).
El objetivo final es dejar la ignorancia, vivir, avanzar por el camino del conocimiento. ¿No debería ser el cumplimiento de la ley, la observancia de la Torá?. Seguramente el compilador de Proverbios entiende que el cumplimiento de la Ley y el conocimiento son una misma cosa. En el libro lo deja dicho, como de puntillas, cuando dice "¿Quién guarda la ley es un hijo inteligente" y "Los que buscan al Señor lo comprenden todo" (28,5.7).
Domingo 20 durante el año
19 de Agosto de 2012
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