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(reproducimos el artículo entero del psicólogo y psicoterapeuta Jaume Patuel al que también podréis ver en su blog original)

Las reflexiones del artículo quieren ser una sencilla aportación de saber cómo acercarnos a los aniversarios o acontecimiento o efemérides y hacer una aplicación de matiz general partiendo de un caso particular.

Tres años de preparación o tres cursos con una triple temática para la celebración del nacimiento del Fundador de la Familia Salesiana: 1815-2015. ¿Mucho? ¿Poco? No lo sé. Pero preparar un Fausto requiere siempre su tiempo si se quiere que adquiera una significación vital y no calendàrica.

Hace años aprendí de mis maestros dos ideas importantes, entre otras.

La primera que la biografía de un santo (diríamos de un gran personaje) puede tener tantas páginas sobre las virtudes como sobre los defectos. Hoy diríamos esta famosa sombra que nos habla el psicoanalista Carl Jung.

La segunda fue que los santos (diríamos los grandes personajes) son para admirar y no imitar. Admirar que no envidia para ir trabajando el interior partiendo de las propias cualidades para no imitar o copiar. Hoy diríamos estar alerta con las falsas identificaciones en lugar de la búsqueda no tanto de la propia identidad sino de la mismidad (ipseidad).

Los santos son personas que la institución reconoce que han tenido una vida virtuosa, al menos, dada a los demás con una interioridad profunda o de vida espiritual. Llevados a término sus objetivos. Toda persona que está en los altares, ha hecho servir sus cualidades físicas, emocionales e intelectuales, que la naturaleza le ha dado. De esto nadie se escapa. No se es santo sin pisar al suelo, pero cada personaje de acuerdo con su estructura psíquica.

Por otra parte, de los santos como de otros personajes siempre se habla de su cumbre, de su triunfo. Pero, sería conveniente ver cómo han hecho su camino, no solo que han llegado de la forma que los libros narran. Desde la psicología profunda podemos contemplar la estructura psíquica con otros ojos que solo antes se dirigían a los hechos, a las acciones. Las crisis, los momentos turbulentos, las fantasías sexuales, las emociones, los odios, el rencor... toda esta parte obscura, como dice Jung. Toda esta libido constructiva como destructiva, como indica Freud. Toda esta capacidad de ser más que tener, como afirma Fromm. Todo este gran Deseo de todo ser humano que habla Lacan. Todo se encuentra en todo ser humano. Y los santos o las santas en el calendario cristiano, como los grandes personajes de la historia en el calendario civil o político como todos los grandes maestros de otros tradiciones, todos han padecido, han sufrido esta parta obscura. Nunca la han negado. Pero, eso sí, han intentado canalizarla, gestionarla, domar de acuerdo a criterios de religiosidad, espiritualidad o interioridad de la época. Practicar una escala de valores de forma radical, convencida, enérgicamente y dando la vida si es preciso. Hoy en día, hablando desde la psicología transpersonal cada persona en su propia biografía llega a los niveles de consciencia que su trabajo personal le permite, no el que quiere. Y con esta limitación, podrá aceptar que hay niveles que nos sobrepasen, nos envuelven, nos engloban. Una Realidad Radical o Alteridad que es más que el mismo. Todo santo o personaje admirado ha padecido, ha pasado, ha evolucionado por estos terrenos obscuros de todo ser humano.

Pues bien, he indicado estas reflexiones para introducir el bicentenario o la preparación de este acontecimiento de una persona colocada en la gloria de Bernini (Roma) el 1 de abril de 1934: Juan Melchor Bosco Occhiena. Nacido el 16 de agosto de 1815 en el Piamonte (Italia). Huérfano de padre a los dos años. Dos hermanos. El mayor, Antonio, hermanastro y otro hermano, Francisco, el pequeño. Y una madre, Margarita, que quiso dedicarse a la educación de sus hijos antes que rehacer su vida matrimonial. Pobreza acentuada, cambios de lugares. Momentos turbulentos tanto económicamente, como políticamente donde la Iglesia se veía inmersa. Por lo tanto, toda una infancia y adolescencia marcada por un ambiente conflictivo. Movido. Incierto. Y en su caminar, con grandes dudas al principio, Juan Bosco decidirá hacerse sacerdote. Pasará por sus crisis personales, por sus enfermedades, que hoy diría, psicosomáticas. Un caminar duro, pero claro. Un joven decidido a emprender un camino nuevo al servicio del Señor. El ambiente religioso en el Piamonte era muy acentuado frente a cierta relajación clerical.

Toda una vida escrita en miles de páginas (dieciséis mil aproximadamente). Estas páginas forman el que se dice Las Memorias biográficas (MB) en 19 volúmenes, que existen también en castellano, que van pasando, como toda obra, por el tamiz de la crítica histórica como se hace en todo. Una historia critica bajo las manos de un Alberdi, Braido, Desramaut, Motto, Prellezo, Stella, Wirth, entre otros. Últimamente por Lenti con los tres volúmenes sobre Don Bosco: Historia y carisma (2011).

Y para preparar bien este bicentenario, tres años de preparación. Un trienio bajo la temática siguiente: La historia (2011-2012). La pedagogía (2012.2013). La espiritualidad (2013-20124) y entonces la gran jornada junto con el 27º Capítulo General de la Congregación salesiana. ¿Qué se hace ahora en estos momentos de cambio histórico de época, de un nuevo paradigma? ¿Cómo continuar el espíritu bosquiano o salesiano? ¿El empuje dado por un hombre con mentalidad empresarial y multinacional impregnada de Amor?

Una lección que aprendí en un encuentro en el verano de 1967, en Lyon, fue cuando pregunté a una persona responsable de la formación de los jóvenes salesianos sobre el futuro de la Francia salesiana. Me respondió de una forma que todavía la considero o encuentro muy válida. Me recordó un hecho narrado en un libro del Nuevo Testamento: Los hechos de los Apóstoles (5,38):“Gamaliel, docto fariseo, dijo al sanedrín que buscaba dificultades a Pedro y Pablo: Dejadlos en paz., Si el que hacen es obra de los hombres caerá por sí mismo, pero si es obra de Dios, no podréis hacer nada. “Es preciso reflexionar estas palabras de Gamaliel. Hemos de trabajar mucho, pero al mismo tiempo dejarlo todo en manos de Dios. Ser iluminados. Percibir el Hontanar de Deidad.

Pues bien, en un momento crucial de plena crisis en toda clase de estructuras eclesiásticas (no eclesial), las cuales son únicamente medios para dar a conocer a Jesús, como persona íntegra, profunda, de gran hondura. Ejemplo de no-dualidad. Y Jesús así lo manifestó, además de espejo para todo ser humano, se tiene que poder sabiamente aceptar nuestra limitada historia. Aceptar las formas históricas. Aceptar los tiempos de cambio. Situarnos en las coordenadas de espacio y tiempo, siempre relativas como mapa de explicación, pero no como realidad. Esto va a permitir que Dios, la Luz, la Inefabilidad, el Hontanar del Esplendor continuará haciendo, actuando con formas diferentes para que todo ser humano pueda evolucionar, desarrollarse, crecer. Esta tarea es inevitable, necesaria, pero el cómo, la forma, los modelos son variables.

Un trienio de preparación para los cambios geográficos y mentales, poniendo la mano humana con toda la fuerza, pero mano humana soportada por Otra. No se pueden cambiar los papeles. Y don Bosco decía: “No pienso nunca que la muerte pueda truncar mis planes, sino que hago cada cosa como si fuese la última de mi vida. Comenzaré con una empresa, tal vez, ni tenga tiempo suficiente para llevarla a término, pero no importa; haré cuanto pueda, aunque fuese aquel el último de mis días. Trabajo sin descanso, como si hubiese de vivir todavía muchos años”. (M 2,273) .

La persona lectora puede contemplar que el artículo no cae en la línea cientificista de la racionalidad, sino en la línea de la sabiduría o razonabilidad. La ciencia es fragmentaria, la sabiduría holística.

http://lacomunidad.elpais.com/jaumepatuel/2012/1/1/un-bicentenari-1815-2015

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