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Juan, hijo del Zebedeo, dijo a Jesús que había visto a uno que sacaba los malos espíritus en el Nombre de Jesús. Añadió que "hemos tratado de impedirlo porque no es de los que vienen con nosotros". Jesús le respondió abriéndole un horizonte más amplio: "No se lo impidáis: nadie que en mi nombre haga milagros podrá después hablar mal de mí ". Y añadió esta sentencia: "Quien no está contra nosotros está con nosotros".
Pero, ¿porqué -a continuación- Jesús se muestra duro con los que se escandalizan de él, y porqué, en otro contexto, llega a decir una sentencia inversa y contraria a la que acabo de recordar? Jesús, en el Evangelio de San Mateo, 12, 30, dice literalmente: "El que no está conmigo está contra mí. Quien conmigo no recoge, desparrama ".
La pregunta tiene una respuesta sencilla. "Quien no está contra nosotros está con nosotros" se refiere a los valores que son comunes entre cristianos y no cristianos. Hay muchos que, sin ser explícitamente cristianos, se afanan con fuerza para vivir unos valores y hacer unas buenas obras que también son unos valores y unas obras de amor implícitas en la fe viva. Haré una pequeña lista para que quede bien claro:
Trabajar por la causa de la paz; erradicar el hambre del mundo; optar a favor de los derechos humanos; tener respeto y amor a la persona humana ( desde la concepción hasta la muerte); mantener el compromiso a favor de los más pobres y desvalidos, a favor de su dignidad y de los elementos básicos que la procuran: vivienda, sanidad, escuela, agua potable ... El que trabaja a fondo en estos campos puede llegar a vivir el milagro de una existencia entregada como la de Jesús. (Ver Concilio Vaticano II, Lumen Gentium n. 16).
Pero otra cosa es la fe en Jesucristo, crucificado, muerto y resucitado. Otra cosa es la búsqueda, el seguimiento y la comunión con Jesucristo, propia de quien cree en la Buena Noticia, que San Pablo define muy bien: como la gente sufre, Cristo ha querido sufrir y establecer una línea continua entre el sufrimiento de la Cruz y el paso a la vida divina con el Padre, en la resurrección. La Buena Nueva es que Cristo quiere dar este paso con nosotros; quiere que estemos allí mismo donde está Él: de paso por el sufrimiento de la Cruz a la alegría de la resurrección.
En cambio, Jesús es severo con quien se escandaliza de él. Es severo y dice que "el que no recoge con él, desparrama", porque no participa por la fe en la vida de Cristo que quiere vivir en unión con el creyente. Quien, conscientemente, no quiere recibir el don de la fe huye del seguimiento de Jesús en el que reside la vida de Dios y el don del Espíritu para nosotros.

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