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Por Francesc Riu i Rovira de Villar .

He dedicado unas cuantas horas a preparar un análisis crítico del contenido del Anteproyecto de ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE), que ha sido presentado a los consejeros de Educación de las Comunidades Autónomas hace un par de días. La preparación ha consistido, básicamente, en situar en paralelo los artículos de la legislación vigente (LODE y LOE) y las propuestas de ‘mejora’ contenidas en el anteproyecto citado, teniendo muy presente la situación en que se encuentra nuestro sistema educativo en la actualidad, después de un auténtico viacrucis de consecuencias muy lamentables (¡siete leyes orgánicas en solo treinta años!).

Esta operación me ha permitido hacerme una primera idea del porqué (causa) de algunos de los cambios propuestos y, también, de la intención (finalidad) que se proponen. Me he estremecido. Según mi criterio, alguien ha cometido un error muy grave: redactar un anteproyecto de ley orgánica para la mejora de la calidad educativa sin tener suficientemente en cuenta la situación y las necesidades reales de las escuelas y, a la vez, ignorando que otros países ya han hecho, con éxito, lo que nosotros teníamos que haber hecho hace años (Finlandia, por ejemplo). Propongo que mi amigo Xavier Melgarejo tenga la oportunidad de dar unas cuantas lecciones prácticas al señor ministro de Educación. En bien de todos.

Toda reforma educativa comporta un más que notable trastorno en la tarea de los equipos directivos y del profesorado de todas las escuelas, y unos recursos económicos extraordinarios. ¿Tenemos ahora estos recursos? ¿Ha calculado el señor ministro de Educación qué supondría la implantación de la reforma que propone, en la capacitación de las personas, la modificación de los currículos y la organización interna de las escuelas? ¿Se ha percatado el señor ministro de Educación de que, en la situación política en que se encuentra nuestro país a finales del año 2012, con incomprensiones inexplicables, relaciones deterioradas, puentes derruidos y heridas profundas, el paso que se ha dado constituye un error muy grave?
Lamento mucho tener que decirlo, pero estoy seguro de que el señor Rajoy tiene un problema gravísimo. Nosotros, también.

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