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Este año son muchos los libros que se publican a raíz del Concilio Vaticano II con ocasión de sus 50 años. En 1966 salió en Francia un librito titulado "Las burbujas del Concilio" que quería recoger de manera humorística, pero sin desacralizarla, aquella experiencia. Las "burbujas" eran las bromas, los despropósitos, las propuestas originales.

Por ejemplo, con respecto a los lavabos, los miembros conciliares tenían dos indicaciones en italiano ("libero" o "occupato"). Me pregunto donde iban al baño las 23 únicas mujeres presentes en ese universo masculino ... Bueno, el hecho es que un obispo propuso jovialmente que las indicaciones se tradujeran al latín: "sede vacante" o bien "feliciter regnante". El libro "Las burbujas del Concilio" se agotó pronto y ahora la editorial italiana Ancla propone una nueva edición que esperamos que los editores catalanes o españoles sepan valorar estos días en la Feria del Libro de Frankfurt. Lo tendrán difícil: hay muchos libros, y muy buenos.

A mi modo yo anoté mis anécdotas de las celebraciones del Concilio del año 2012. Cuando ya han pasado 50 años la lista, de una manera u otra, también tiene un sentído. Quisiera compartir dos anécdotas recientes. Es difícil traducir al catalán el habla romana coloquial, y su entonación. Digan lo que digan, hace reír. Pero si lo que dicen es gracioso de verdad, con su acento la risa del que escucha se multiplica.

El otro día, obligada a coger un taxi por la enésima huelga de transporte público, con el taxista salió enseguida la conversación sobre el tema Iglesia-Roma-Papa, etc. Si cuando te piden dónde vas y dices que vas al vaticano, es difícil huir del tema. Me tocó un conductor creyente y practicante, muy versado en temas teológicos, nunca visto hasta ahora, la verdad. Hicimos alusión a la "ventata de aria fresca" que el Papa Juan XXIII quería para la Iglesia convocando el Concilio. El taxista, hablando en romanesco, me dijo "de aire fresco ya está bien, lo que necesitamos ahora es aire condicionado".

Pero lo más curioso fue llegar a la sede de un dicasterio vaticano donde en uno de los pisos había una rueda de prensa. El bedel vaticano me indicó el piso, pero quiso saber cuál era el título exacto de la rueda de prensa, porque no lo había captado bien. Se lo dije: "Es para un congreso internacional que se titula Las mujeres teólogas releen el Concilio Vaticano II. El bedel me quedó mirando perplejo, casi se pone las manos en la cabeza. Debía tener unos cuarenta años. Me dijo medio asustado "¿Las mujeres teólogas eligen el Concilio Vaticano II?" Me había entendido mal. O yo había hablado demasiado rápido. "No -le aclaré- las mujeres teólogas re-leen, hacen una relectura del Concilio Vaticano II". Y entonces, el bedel de la portería de uno de los dicasterios de Via della Conciliazione me acercó aún más y me dijo, con su acento romanesco: "Perdone, yo veo todos esos carteles sobre el Concilio Vaticano II, pero ... Usted que es periodista, dígame, por favor, el Concilio ¿es donde se escoge el nuevo papa ...?

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