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Por Francesc Riu i Rovira de Villar .

Hoy, día 7 de octubre de 2012, empieza en Roma la XIII Asamblea General del Sínodo de los Obispos. En él se debatirá sobre un tema sumamente actual: La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Es un evento eclesial en el que el papa Benedicto XVI ha puesto muchas esperanzas.

A cincuenta años de la apertura del Concilio Vaticano II, la Iglesia observa su entorno y se percata de que su presencia en el mundo no es suficientemente significativa ni produce los frutos que deseados. En los países de antigua cristiandad, la Iglesia ha perdido credibilidad, y su lenguaje no es el adecuado porque no es eficaz; cada día son más las personas que, habiendo formado parte de la Iglesia, ahora viven como si la fe en Cristo Jesús fuese, como tantas otras cosas, algo propio del pasado: En una sociedad multicultural y profundamente secularizada, la Iglesia se pregunta cómo debe realizar la misión evangelizadora, que es su misión.

Ante esta situación, es normal que los que formamos la Iglesia del siglo XXI nos planteemos cuestiones muy concretas sobre el Sínodo de los Obispos. Estoy firmemente convencido de que la Iglesia debe dar un paso adelante en la dirección correcta y superar las carencias que le impiden avanzar. Si no lo hiciera, es decir, si no lo hiciéramos, no realizaríamos eficazmente la misión que nos ha sido confiada.

Por este motivo, del Sínodo de los Obispos yo espero pronunciamientos claros y contundentes que nos inviten a adoptar una sincera y humilde actitud de autocrítica, que sean eminentemente clarificadores, que nos impulsen a vivir la fe cristiana con más radicalidad, y que nos muevan a actuar con valentía y creatividad.

La actitud de autocrítica nos ayudará a reconocer humildemente nuestras debilidades, nuestras incoherencias y nuestra tendencia al inmovilismo; un mensaje clarificador sobre la nueva evangelización favorecerá la superación de los prejuicios y recelos que la bloquean; la vivencia radical de la fe cristiana nos hará fermento del Evangelio en nuestro mundo; y la valentía y la creatividad nos permitirán descubrir y llevar a la práctica nuevas respuestas a los nuevos desafíos de una sociedad sometida a cambios rápidos y profundos.

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