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Este martes Barcelona vivió una jornada marcada por la gran manifestación para la independencia. El Gobierno de la Generalitat ha dado apoyo directo a esta gran manifestación. Después de una inédita e intensa campaña de promoción a través de TV3 y Catalunya Ràdio, gente venida de toda Cataluña se concentró en el centro de la ciudad hasta desbordar incluso las previsiones más ambiciosas. Si bien esta manifestación es, en primer lugar, una expresión de muchos catalanes a favor de la independencia -su lema era evidente-, creo que pone de manifiesto, sobre todo, el estado de ánimo del país, decepcionado con el actual modelo autonómico, especialmente después de la derrota del Estatuto por parte del Tribunal Constitucional, cansado y aburrido de la campaña anticatalana que hemos vivido durante estos últimos diez años y, no lo olvidemos, de la crisis económica que vive el país.

La movilización de país adentro ha sido muy grande:como nunca se había visto. Tendremos que ver la movilización de las zonas metropolitanas de Barcelona, ​​que, intuyo, será mucho menor. Algunos partidos han cambiado sus posicionamientos políticos para no verse desbordados por la ola de la manifestación. El nacionalismo catalán, CiU, ha abrazado -legítimamente- el independentismo; veremos ahora si su comportamiento posterior es coherente o continúa con sus pactos de legislatura con el PP, curiosa alianza en estas circunstancias. ERC renueva, amplía y robustece su proyecto. El PSC, perdido y sin relato. El PP, en casa.

Sin duda nos quedan muchas preguntas después de este gran evento. ¿Rajoy y el PP cambiarán su política en relación con Cataluña? ¿Cómo responderá la Brunete mediática española ante este paso de una parte muy importante del pueblo de Cataluña? ¿El paso siguiente será promover una gran coalición para la independencia de Cataluña de cara a las próximas elecciones? ¿El catalanismo político quedará reducido al independentismo?

En cualquiera de los escenarios, queda claro que esta manifestación es la expresión, que ya reflejan las encuestas, de un aumento sin precedentes de la opción para la independencia en nuestro país. ¿Lo escuchas, España? ¿No ves que el ahogo económico y financiero se hace inaguantable, que las campañas contra nuestra lengua, cultura y educación atentan directamente contra nuestra identidad, que la recentralización del estado nos lleva a la rotura definitiva?

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