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Durante tres semanas he tenido una nueva oportunidad de adentrarme en la sociedad y cultura británicas desde una ciudad, en muchos sentidos especial y única, como es Oxford. Hoy empiezo la recopilación de tres "imágenes" de mi estancia.

La nueva religión de los británicos: el shopping
Gran Bretaña es uno de los países europeos más secularizados. Las ciudades y los pueblos están llenos de iglesias que nos recuerdan el peso de la Church of England, de la Iglesia Católica, de otras iglesias protestantes -metodistas y presbiterianas entre otros- y desde hace unas décadas del Islam. Unas iglesias están más vacías que otras; con todo, la gran mayoría están sin demasiada vida.
Oxford es ejemplo de este proceso de secularización y, también, de cambio del panorama religioso: los colleges -la gran mayoría vinculados a la Iglesia Anglicana- mantienen las vísperas, con sus respectivos coros, con una liturgia tradicional y esmerada. A sus respectivos servicios litúrgicos asisten mayoritariamente los turistas que quieren visitar el college de manera gratuita. Las parroquias anglicanas de los barrios no parecen tener una vida demasiado activa o dinámica. Los asistentes a la Sung Mass del domingo por la mañana sobrepasan la media de edad de la asistencia a las iglesias catalanas. Los capuchinos -Greyfriars- y los dominicos -Blackfriars- de Oxford mantienen una presencia significativa y sus celebraciones dominicales, menos musicales, cuentan sin embargo con una media más joven y familiar. Un antiguo teatro de Cowley Street ha sido convertido en la sede de Cristian Life Center, con un servicio religioso de dos horas de música y espectáculo, oraciones, lecturas de la Biblia, lleno a rebosar de afrobritánicos. Junto a este teatro se encuentra una gran mezquita -con minarete incluido- de la comunidad paquistaní. Además, se abrirá muy pronto el Oxford Center for Islamic Studies, un edificio espectacular que está casi terminado, con una mezquita que sigue la arquitectura de los antiguos colleges británicos. Y no puede faltar, obviamente, los Yoga Center que se encuentran un poco por toda la ciudad.
He descubierto, sin embargo, que la gran mayoría de británicos han abrazado plenamente una nueva "religión" que incluso les lleva a una práctica dominical en familia. Ya sabía que una de las actividades más valoradas de nuestras sociedades occidentales de la Sociedad llamada del Bienestar es el consumo. El consumo se ha convertido en un factor clave en nuestras sociedades hasta llegar a un punto incluso dramático y enfermizo: si no consumimos no crecemos, si no crecemos no producimos riqueza. Así, pues, a consumir... Ahora bien, no me imaginaba hasta qué punto el consumo ha llegado a convertirse en el centro de las vidas de los británicos. Sí, hasta el punto de que el domingo es el día familiar del shopping. Familias y familias -unidas y alegres- optan por irse una buena parte del domingo a los grandes centros comerciales -sus Tesco, nuestros Carrefour- para comprar, comer juntos y pasar el día. El hecho de comprar juntos los une. Es la actividad dominical que los reúne y les hace felices.
Las iglesias se han vaciado y los centros comerciales se han llenado. Las familias, durante los días laborales, casi no se ven. En muchas familias se ha suprimido la cena familiar y los niños, a las siete, ya están en la habitación con los ordenadores, los videojuegos y la televisión. Los padres cenan solos, cansados ​​de la larga jornada laboral. Eso sí, el domingo se reúnen paseando por los inmensos malls -centros comerciales- y la familia se une comprando.
Probablemente este es un ejemplo más de la americanización de ​​la sociedad británica. Es un ejemplo más de la penetración cultural de la sociedad capitalista y mercantilizada en nuestros hábitos e imaginario cultural y vital. Es, probablemente, una de las razones de la secularización real de nuestras sociedades y del abandono de lo religioso y espiritual, sustituido por una nueva "religión" que nos ha invadido casi sin darnos cuenta: el consumo, la "nueva religión" de los británicos.
Pensando en nuestra situación, la decisión del gobierno Rajoy -tan valorado por algunos obispos del estado- de liberalizar los horarios comerciales es una medida mayor de cara a reforzar la secularización de nuestras decisiones. ¿Se convertirá también en nuestra "nueva religión"?

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