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El obispo de Sant Feliu, Agustí Cortés, hizo pública una declaración sobre el proyecto Eurovegas la semana pasada. En un texto claro, valiente y preciso, se manifiesta en contra del proyecto. A pesar de reconocer las posibilidades económicas que se derivan, centra su crítica en el rechazo del juego: "según leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica, afirmamos que el juego moralmente aceptable tiene unos límites, es decir, los límites que establece el perjuicio serio para la subsistencia propia o ajena, la adicción, la abuso, la servidumbre, la injusticia ... ". En cuanto al proyecto de Eurovegas, este es el tema de fondo: favorecer en nuestro país un gran centro asentado en el vicio del juego y en todo aquello que siempre se deriva: blanqueo de dinero, corrupción -y no sólo política- y prostitución.
Asimismo, esta semana hemos conocido algunos datos más del personaje impulsor del proyecto. El diario Ara recogía una editorial del New York Times sobre Sheldon Adelson, el impulsor del proyecto, que os recomiendo. Según el principal diario de Estados Unidos, Sheldon Adelson no sólo es uno de los principales financiadores de las campañas del Partido Republicano, con más de 60 millones de dólares gastados durante este año, sino que también está siendo investigado por el Departamento de Justicia por posible prácticas delictivas. La editorial termina afirmando: "Para un hombre, en un momento en que no hay límites legales o morales a la compra de influencias, gastarse decenas de millones es una miseria si se trata de conseguir que sean elegidos unos republicanos que prometen mantener intactos sus miles de millones. "El NYT hace referencia al cambio de la legislación americana -avalada por el Tribunal Supremo- que suprime las limitaciones a las donaciones a las campañas políticas americanas. Lea el enlace con el NYT, está todo dicho.
Debemos prestar atención. No podemos perder el norte. No podemos ser a la vez Massachussets y Nevada, son modelos antitéticos. Cataluña no es un país desértico como Nevada y la irrupción de un proyecto como Eurovegas puede afectar a nuestra convivencia y nuestra proyección exterior. La cultura del dinero fácil, del entretenimiento desgarrado de Las Vegas, del juego y de los vicios, de la corrupción moral puede aumentar notablemente en nuestro país. Por otro lado, Barcelona, ​​y en mucho menor medida Cataluña, son conocidos en el mundo como ciudad y país por su arquitectura, Sus paisajes, las playas, la cocina, el clima, también por su gente. Todo ello nos ha dado una proyección positiva en el mundo.

Ni por el proyecto ni por su promotor, Eurovegas es bueno para Cataluña y para sus generaciones futuras. Si quieren, que se quede en Madrid y que así rellene los agujeros de Bankia y las autopistas vacías: cada vez, desgraciadamente, se parece más a Las Vegas ...

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