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Por Cori Casanova .
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Hace unos días en la FNAC de la Illa Diagonal de Barcelona se hizo la presentación del disco BLANC, del compositor Bernat Vivancos, editado por el nuevo sello Neurecords. La presentación me ha confirmado lo que la audición del disco ya me había puesto de relieve: nos encontramos ante un proyecto musical, discográfico, técnico de primera categoría. Tanto Bernat Vivancos, compositor, como Santi Barguñó de la discográfica Neueurecords, han hablado de espiritualidad y de ética; por ello, y por la gran calidad del producto hago aquí referenciaa él.

La música: Bernat Vivancos es un compositor de menos de 40 años, formado en París y Oslo, que de niñofue miembro de la Escolanía de Montserrat y es el actual director de la Escolanía, profesor de composición en la Escuela Superior de Música de Cataluña. El disco recoge obras vocales, para coro a Capella, de temática religiosa. Su música vocal, como él la define, es vertical, porque la espiritualidad no es sólo horizontal. Pero hay más. Es una música trascendente, que por su sonoridad, armonías y desarrollo nos sitúa emocionalmente en un ámbito inalcanzable, que nunca se cierra, que queda abierto. Es música contemporánea que genera emociones y que, aunque respondiendo a conceptos e ideas, no es estrictamente conceptual. Que habla al corazón de las personas y las transporta, si son capaces de hacer un mínimo de silencio interior, hacia la "ciudad de los ángeles ", como se dice en un comentario del mismo disco.

El disco: Grabado en Letonia por el Coro de la radio letona, es de una calidad inusual. Musicalmente hablando, por la flexibilidad y la adecuación de las voces al espíritu de las obras. Pero también por una grabación de gran calidad técnica que reproduce la sensación sonora que recibiríamos si estuviéramos situados en el centro de un espacio alrededor del cual estuvieran dispuestos los cantores del coro. La música nos rodearía y sentiríamos las voces moverse en nuestro entorno. Esto es posible gracias a la grabación en "surrond 5.1".

Santi Barguñó hablaba de una apuesta ética: ante un mercado con música "condensada" en MP3, con grabaciones rápidas de baja calidad, darse tiempo, investigar sobre cómo el sonido puede llegar al oyente, hacer un producto bello en todos sus aspectos.

El mismo disco y también el acto de presentación han hecho brotar en mí algunas reflexiones. Nos encontramos ante una generación joven, sin complejos, que no se deja engullir por los ritmos trepidantes de los mercados, por el dinero fácil, los productos "standard". Que no tiene miedo a la espiritualidad, ni a la religión, en este caso, claramente cristiana. Que unifica emociones, experiencia sensible y contenido trascendente utilizando medios, lenguajes, claramente contemporáneos.

En cuanto a la música religiosa, Bernat Vivancos ya hace años que está construyendo un mundo propio de sonoridades que, sin cortar con la tradición, utiliza un lenguaje contemporáneo. Es un mundo donde proprobablemente los amantes del zen se encuentren tan a gusto como aquellos cristianos que en el gregoriano encuentran una sublime expresión de la relación del hombre con la divinidad. Vivancos hace música coral, música sinfónica. ¿Sería una osadía pensar que también tiene mucho que aportar en el ámbito de la música litúrgica?

Una recomendación final: escuchad el disco en un ambiente propropicio. Con buena calidad de sonido. Con una luz y en un espacio adecuado. Cerrad los ojos ... y veréis como la oración por el mundo, por los tiempos actuales, por el desconcierto que vivimos, fluye pacífica y profunda.

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