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HOMILÍA DE NAVIDAD (Jn 1,1-18)

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El pesebre es seguramente el icono más pura de la inocencia humana. Los niños ven la posibilidad de un mundo ideal, los adultos la añoramos. Tenemos nostalgia de un mundo hecho de ríos brillantes como la plata, de montañas nevadas, de pastores con el zurrón lleno de turrones y garrapiñadas, de toros y mulas bien alimentados, de hombres sabios que vienen de lejos para llevar presentes, de padres y madres humildes pero dignos, de niños envueltos sobre un haz de paja blanda y cálida.

Navidad es todo esto, sin duda. Navidad es ese deseo de autenticidad, de sencillez, de paz y armonía. Sentí en la radio que se hacen más de doscientos belenes vivientes en diferentes pueblos de Cataluña. Y no sólo eso: algunas representaciones de los Pastorets?, ¿Cuántas misas del gallo?, ¿Cuántos tiós caga de nuevo?, ¿Cuántos poemas de Navidad? La tradición de la Navidad parece que no se pierde entre nosotros y no creo que sea verdad que el consumo se lo coma todo. Mucha gente y en muchos lugares aprecia las tradiciones navideñas y las conserva, aunque sea un poco al margen de la fe.

Ahora bien, Navidad no es sólo eso. La gran alegría de que Isaías habla en la primera lectura no es una alegría superficial como el temblor de una nostalgia que dura lo que dura el pesebre en nuestros hogares antes de volver a la crudeza del mundo real. Navidad no es un paréntesis que Dios abre en nuestra historia, sino la revelación de su sentido, más allá de los días y los símbolos de esta entrañable festividad.

La alegría de Navidad no nace de la dulce añoranza que provoca en nosotros un pesebre hecho con figuritas de barro. La alegría inefable de Navidad nace de la palabra que Dios ha querido hacer, como una tienda, en el corazón de la humanidad. Navidad es un tiempo único para reconocer esta palabra que tenemos resguardada en el corazón, y ponernos en sintonía con este bebé que aún yace indefenso en tantas comederos como hay por nuestro mundo, en tantos belenes quizás no tan idílicos como los de nuestros hogares, pero sin duda mucho más reales.

(L'ambó es una recopilación semanal del blog "La homilía del Marc")

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