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Catalunya Religió

(Jesuitas) El jesuita camerunés Alain Pitti Djida llegó a Barcelona a principios de este curso, para realizar un Máster en Química Farmacéutica en el IQS (Institut Químic de Sarrià). En pocos meses, Alain se ha integrado rápidamente a la vida de una ciudad como Barcelona. Ha sido fácil, según nos explica, por la buena acogida que ha encontrado por parte de sus compañeros de comunidad y de universidad, y también por su deseo de conocer la lengua y la cultura catalanas.

-¿Por qué has venido a estudiar Química Farmacéutica?

-Yo realicé estudios de química en Camerún. La provincia jesuítica a la que pertenezco, África Occidental, quiere impulsar un proyecto en el Chad para la producción de fármacos a partir de plantas medicinales. En el Chad la Compañía de Jesús trabaja en la atención sanitaria en dos hospitales, en Goundi y en N’djamena, donde también hay una Facultad de Medicina. Allí es donde se quiere desarrollar este proyecto.

-¿El objetivo es facilitar el acceso a los fármacos a las personas sin recursos?

-La idea es hacer una producción de fármacos a partir de los recursos que tiene el propio país: las plantas medicinales que desde hace muchos años se han utilizado de forma tradicional. Hay una serie de conocimientos muy valiosos entorno al uso de estas plantas que se han transmitido de generación en generación. Queremos recuperar esta herencia, evitar que se pierda y sumar los conocimientos científicos. Esto nos permitiría producir fármacos a partir de recursos propios y a un coste más bajo, facilitando que puedan acceder a ellos las personas con menos recursos.

-Cuando empezaste a estudiar química en Camerún ¿imaginaste que tu carrera se dirigiría hacia esta especialidad?

-No, pero al entrar en la Compañía de Jesús mi futuro se fue enfocando hacia aquí. Tiene que ver con la voluntad de servir a los demás, de poner mis conocimientos en el campo de la ciencia al servicio de un proyecto para mejorar la vida de las personas.

-¿Por qué entraste en la Compañía de Jesús?

-Es un tanto curioso, porque no había tenido contacto con los jesuitas. Yo he tenido una formación católica pero fue cuando estaba en la universidad y gracias a algunos compañeros estudiantes que empecé a sentir el deseo de tener una relación más profunda con Jesús. Un amigo me dijo que podía hacerme jesuita, si sentía una vocación religiosa, pero en ese momento no me lo tomé seriamente. Un tiempo después, cuando me planteé la posibilidad del sacerdocio, recordé lo que me había dicho este amigo, y decidí entrar en contacto con la Compañía de Jesús.

-Camerún es un país de gran diversidad cultural y religiosa. ¿Has vivido en una familia y en un entorno católico?

-Mi familia es de formación católica y mi madre, que siempre ha estado muy comprometida con la religión católica, me ha transmitido esta experiencia. Pero en casa siempre ha habido un clima de gran libertad en cuanto a la religión. Así que en mi misma familia hay católicos, protestantes y musulmanes, sin que esto haya sido nunca un problema.

-Todo un ejemplo de convivencia entre religiones.

-La verdad es que no acabo de entender los conflictos entre religiones, porque no hay motivos para el enfrentamiento. Si existen los conflictos debe ser por desconocimiento de los demás, por malas interpretaciones o por manipulaciones.

-Es la primera vez que vienes a Europa. ¿Te has encontrado muchas diferencias en nuestra sociedad y forma de vida?

-Sí y no. Hay diferencias culturales, es evidente. En cuanto a la Compañía de Jesús, te encuentras que, aunque somos de culturas y países diferentes, compartimos el mismo espíritu y carisma. Y en lo que se refiere a la sociedad en general, sí que hay un individualismo que sorprende a los que venimos de África. Por ejemplo, te encuentras gente que va por la calle con la mirada fija en el móvil, sin ser consciente que hay personas a su alrededor. Pero también debo decir que en la sociedad catalana he visto una gran voluntad de crecer juntos, de hacer cosas conjuntamente. Lo he visto en la relación con los compañeros en la universidad y también en la sociedad. Me gusta mucho la imagen de los castellers, los castillos humanos: el papel de cada uno es fundamental pero todos han de trabajar en equipo para conseguir un éxito colectivo. El castell sólo es posible si se hace entre todos.

-¿Qué haces, además de los estudios?

-Colaboro en el Casal Loiola, especialmente con el grupo de músicos.

-Has llegado a Barcelona hace pocos meses y ya entiendes y hablas el catalán.

-¡Tengo muchos y buenos profesores en la comunidad! He querido aprender catalán por una convicción propia. Estoy convencido que el mejor camino para integrarse y conectar con una cultura es a través de su lengua. Como jesuita realizo un apostolado y para hacerlo, veo necesario entender y hablar la lengua catalana. Además, debo decir que me parece una lengua de gran belleza.

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